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Con trabajo, pero pobres

CAMINOS DEL SUR

Con trabajo, pero pobres

Manuel Nava

 

Los datos que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha venido dando a conocer a lo largo del primer trimestre del 2023 hablan de una economía nacional que muestra avances y una relativa fortaleza.

Pero, no todo el monte es orégano: No se han disipado los pronósticos de una ligera recesión hacia finales de este 2023, al menos para la economía de Estados Unidos, que por ahora ya dejó ver que durante el pasado primer trimestre del año ya tuvo una desaceleración en su ritmo de crecimiento.

Uno de los indicadores en lo que se muestran avances es la generación del empleo, pero la precariedad del mismo se agudiza y junto al empleo formal compite el empleo informal.

La precariedad laboral consiste en un aumento de la vulnerabilidad de los trabajadores a consecuencia de las relaciones que definen la continuidad y su trayectoria laboral.

El deterioro de las condiciones de trabajo, desde los bajos salarios hasta los altos niveles de desempleo, los tipos de contratos y la limitada seguridad social en el trabajo, son algunas de las manifestaciones que tiene la precariedad laboral.

La temporalidad (y marginalidad) de los contratos. Los salarios bajos respecto al mercado son, entre otras, las principales causas del fenómeno que hablamos.

Sin embargo el hecho de que millones de mexicanos cuenten con un empleo formal no es garantía de que puedan superar su condición de pobreza.

Los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) al cierre del año pasado, casi la mitad, 45 por ciento de las personas con empleo formal carecen de salario suficiente que les permita dejar de ser pobres; se trata de 9 millones 598 mil personas, casi 10 millones de personas, a quienes el salario mensual no les alcanza para comprar dos canastas básicas.

La pobreza y precariedad laboral que se asocia únicamente con la informalidad o el subempleo, también invade en gran medida la economía formal. Las empresas con mayor soporte económico también son fábricas de pobreza.

Esta situación se presenta prácticamente en todo el territorio nacional, en ocho estados (una cuarta parte de las entidades del país) el salario insuficiente afecta a más del 55 por ciento de los trabajadores formales (10 puntos más que el promedio nacional: 45 porcentual).

Entre esas entidades figura la Región Pacífico Sur. Chiapas, 56.6; Guerrero, con 61.7 por ciento; Michoacán 56.2; Oaxaca, 60.9.

Chiapas obtuvo un aumento de 2 mil 148 empleos en marzo, en comparación con el mes inmediato anterior (febrero 2023), reportando un total de 243 mil 734 trabajadores afiliados ante el padrón del IMSS.

Sin embargo la entidad figura entre los 20 estados con mayor cantidad de personas sin derechos laborales y más de 1 millón de personas trabajando sin ingreso suficiente y sin seguro social.

Del total de la fuerza laboral del estado, el 16.4 por ciento trabaja sin salarios, en ese grupo se encuentran casi 20 mil menores de 18 años, así como más de 56 mil mayores de 50 años de edad. Ellos representan algo así como un cuarto de millón de personas que trabajan sin ningún salario y de los cuales, el 80 por ciento son varones. De este grupo, además, la mayoría (casi el 70 por ciento) se adscriben a algún pueblo indígena, y una proporción similar (70 puntos) no tiene estudios o apenas terminó la primaria.

Otro grupo con ingresos mínimos (quienes ganan menos de 2 mil 433 pesos al mes), representa el 31.3 por ciento de la fuerza laboral chiapaneca. En este grupo, la mayoría tiene entre 25 y 49 años (52), una tercera parte se asume indígena (32) y el 62 por ciento no tiene estudios o terminó algún grado de nivel primaria.

Guerrero está entre los 20 estados con mayor cantidad de personas sin derechos laborales y más de 1 millón de personas trabajando en condiciones de precariedad: sin ingreso suficiente y sin seguro social.

Aproximadamente 437 mil personas no tienen contrato estable; 519 mil carecen de representación sindical y un millón 106 mil personas no tienen seguridad social.

El 44.5 por ciento de los michoacanos, equivalente a 2 millones 133 mil 700 mil personas, viven en condición de pobreza. Incluso, la pobreza extrema, personas que tienen un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicasen por completo a la adquisición de alimentos, no podrían adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana, incrementó de 2018 a 2020 de 5.3 a 7.6 por ciento, con lo cual pasó de   247 mil a 363 mil personas.

La pobreza que padece la población de Michoacán se encuentra vinculada a la situación de precariedad laboral de las y los trabajadores. Más de 400 mil trabajadores y trabajadoras se encuentran en situación de desocupación real.

De los 2 millones 110 mil 933 trabajadores y trabajadoras, 7 de cada 10 se encontraban laborando sin derechos en la informalidad, y 4 de cada 10 no trabajan el tiempo suficiente para tener acceso a un ingreso suficiente.

Oaxaca registró la tasa más alta de informalidad en el país, con el 80.7 por ciento; en otras palabras, ocho de cada 10 oaxaqueños perciben ingresos inestables, pueden ser despedidos en cualquier momento, laboran jornadas superiores a las ocho horas diarias, carecen de servicios médicos y prestaciones sociales, entre éstas, la de aportar a una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), como lo recomienda la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Trabajo pobre, producirá pobreza diría la abuela.

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