LECTURA POLÍTICA
Ley violada por alcaldes
Noé Mondragón Norato
Las formas de operar de la delincuencia organizada avanzan por caminos inverosímiles y asombrosos. En Tamaulipas, el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) intenta tomar esa frontera en abierto desafío al Cartel del Golfo, en apariencia, el dueño delictivo de esos territorios. Hay un fuego cruzado entre ambas organizaciones criminales que mantienen en vilo a la población de aquella entidad. Y en Guerrero son las propias autoridades municipales de la región Tierra Caliente las que se encargan de alterar el orden público. Al parecer, como aliadas de lo torcido. Es cuestión de enlazar hechos y coyunturas.
LEY VIOLADA DESDE EL PODER. – En la Ley Orgánica del Municipio Libre se establecen claramente las responsabilidades que están obligados a defender y aplicar los presidentes municipales en turno. El Bando de Policía y Buen Gobierno es uno de ellos. Pero en la Tierra Caliente fueron los propios ediles los encargados de violarlo. Las lecturas son elocuentes: 1.- Bajo el pretexto de haber sido amenazados de muerte por el grupo delictivo Los Tlacos, ocho alcaldes, dos diputados locales y el federal del distrito uno, presionaron a la gobernadora Evelyn Salgado a fin de que “les garantice seguridad”. Es decir, y en los hechos, todos ellos dejaron de representar a la autoridad de la que fueron investidos a través del voto. Se declararon incompetentes para resolver no sólo la problemática de seguridad de los ciudadanos que gobiernan en sus respectivas demarcaciones municipales, sino la de ellos mismos. Además, utilizaron el presupuesto municipal para operar un bloqueo de más de 72 horas en las carreteras que conducen a esa peligrosa región. Literalmente, ahogaron el comercio y los habitantes de esos ocho municipios quedaron a merced del capricho e intereses inconfesables de los propios alcaldes por los que votaron. Es motivo suficiente y legal para que todos ellos sean desconocidos y desaforados como autoridad. Y como legisladores impasibles, acomodaticios e indolentes. 2.- Esas alcaldías son gobernadas en su mayoría por PRI y PRD. Los hechos ocurren curiosamente en una doble coyuntura: cuando se atravesó el “puente” del 1 de mayo. Y cuando está cerca la elección para renovar las gubernaturas de los estados de Coahuila y Estado de México el próximo 4 de junio. El punto que perturba es que ni las dirigencias nacionales y estatales de ambos partidos se han pronunciado al respecto. Y los diputados locales de todos los partidos políticos en el Congreso del estado, aparecen silenciosos e inmóviles. Como si no pasara nada. Como si esos partidos políticos no fueran los responsables de haber postulado a esas autoridades municipales quejosas y encargadas únicamente de administrar los dineros municipales, pero asumiéndose como “ciudadanos comunes” y sin ningún poder e influencia. Reduciendo su ignominioso papel a posar para la fotografía mediática. Pagar por esa morbosa exaltación del ego. Vender falsamente la idea de que son “fregones” por haber llegado como alcaldes y legisladores. Cuando en realidad sus limitaciones son más que evidentes. Por eso mismo, los diputados locales también están obligados a meterse y actuar en esa problemática. 3.- El conflicto de intereses entre las organizaciones delictivas, alcanzó ya a las propias autoridades. Desde hace más de veinte años se ventiló oportunamente en los medios de comunicación y en las redes sociales las conveniencias y entendimientos que comenzaban a operar entre alcaldes y grupos delictivos. Ni los gobiernos federales panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón ni el priista de Peña Nieto lograron detener esa progresiva inoculación y avance del delito. Y el actual de López Obrador voltea la vista para otro lado fincando su política de seguridad pública en el llevado y traído “abrazos, no balazos”. Es decir, crea vacíos de poder que son llenados de manera natural por esas organizaciones criminales. Lo que ocurre en la Tierra Caliente es el fiel reflejo de esa descomposición. De como las relaciones sociales se pudren cada vez más. Y asoman grotescas y tumefactas las caras del cinismo y la desvergüenza como única respuesta a ese pestilente clima.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Mientras la Tierra Caliente se incendiaba literalmente, el dirigente estatal del PRD, Alberto Catalán Bastida, se encargaba de grabar en video a trabajadores que pintaban bardas a favor de la morenista jefa de gobierno capitalino Claudia Sheinbaum en el cauce del río Huacapa de Chilpancingo. Trataba de averiguar quién los había mandado. Es decir, lo mejor y más cómodo para Alberto es no voltear a ver otros asuntos más urgentes. Sino apostar únicamente, por la politización de hechos propios de los actores y partidos políticos. Es otra forma de quebrar la democracia.
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