LECTURA POLÍTICA
Crisis de legitimidad que hunde
Noé Mondragón Norato
La violencia en Chilpancingo se desbordó el sábado pasado. Cinco conductores del servicio público asesinados se dicen fácil y rápido. Pero es claro que el dolor de esas familias alcanza necesariamente, a quienes prometieron bajo juramento, resguardar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, ¿cómo alcanzar la armonía y la paz en la capital del estado cuando es la propia autoridad municipal la encargada de vulnerarla? Basta con asomarse a las razones que asfixian en inseguridad a este sufrido, abandonado y vulnerable conglomerado urbano guerrerense.
CRISIS DE LEGITIMIDAD. – En el Diccionario de Política, el estudioso italiano Lucio Levi establece con amplio rigor académico la crisis de legitimidad de una determinada autoridad percibida como crisis de entrada y de consenso cuando: “el sistema legitimatorio no logra mantener el nivel necesario de lealtad de las masas…Un gobierno que mantenga el consenso de los ciudadanos, pero que pierda eficacia, será improductivo. Si la situación persiste, a la larga la perdida de eficacia llevará a una disminución del consenso y por lo tanto a la ilegitimidad a los ojos de los ciudadanos e incluso a una posible caída”. Es justo lo que ocurre con la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández. Se lee así: 1.- Si se mira bien, la evidente crisis de legitimidad por la que atraviesa la alcaldesa morenista y su equipo es percibida como “golpeteo político” más que como un acto de irresponsabilidad y ausencia de malicia para detectar las trampas atribuido a la escasa y endeble formación política de la propia autoridad municipal. Desde el principio, la alcaldesa no sólo debió desechar esa polémica reunión que la mantiene en una encrucijada, sino que, además, su visible ausencia de olfato la llevó a incrementar sus crisis sin ayuda de nadie. Por ejemplo, se negó a revelar el tema de la conversación que tuvo con el capo del crimen organizado en un desayuno, aventándole la responsabilidad a la fiscalía general de la república (FGR). “Que sea ella la que investigue, yo ya me puse a su disposición”. Pero lo hizo sin pedir licencia al cargo ante el Congreso local. Ni la ineficaz, apática e indolente presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Yoloczin Domínguez Serna, se la exigió. Lo que ocurrió después, fue todavía un acto de mayor irresponsabilidad. 2.- Tras una serie de filtraciones hechas el sábado y domingo por páginas de la red social Facebook y Whatts App, luego del crimen de los cinco choferes del servicio público, el incendio de varias unidades y taxis que alentaron la ingobernabilidad dejando la ciudad a merced del crimen, la alcaldesa de Chilpancingo las percibió como “un ataque sistemático y mediático que ya es político”. Es decir, todas sus crisis que padece y la tienen contra las cuerdas, se derivaron de la intervención directa de actores o partidos políticos, pero ella por supuesto, no tuvo ninguna responsabilidad al reunirse con un personaje del crimen organizado. ¿O será que actores y partidos políticos la mandaron a concretar ese cónclave con tan polémico personaje y ella simple e inocentemente se dejó llevar? Porque sólo de esa forma adquiriría el sentido “político” que pretende darle al asunto. Y eso se convierte en un cuento chino. Una gracejada más que, lejos de ayudarla, la hunde. 3.- Si la del sábado pasado no puede dejar de leerse como una respuesta del crimen organizado a un presumible “acuerdo roto”, ¿cómo se entendería entonces el perturbador hecho de que la policía preventiva no intervino a fin de sofocar esos destellos de anarquía desperdigados selectivamente por toda la ciudad? ¿Por qué razón la alcaldesa no salió ese día a enfrentar los hechos convulsos y a dar mensajes de acciones inmediatas al respecto, generando confianza, certeza, paz y tranquilidad a los habitantes de la capital que gobierna? ¿No son acaso el silencio y la inacción ante las crisis, las formas más condenables de evidenciar fracasos en la función pública? ¿Ese hecho no se convierte en prueba irrefutable de que no hubo autoridad capitalina ni municipal que respondiera por los ciudadanos ese aterrador día? ¿Cuál será la sarta de mentiras, simulaciones y asignación de culpas con las que la autoridad municipal morenista tratará de justificar lo injustificable en su “mañanera” de este lunes, poniendo a resguardo un desempeño que se tornó ampliamente cuestionable y la tiene en el borde de la caída? De hacerlo así —y lo hará—, es evidente que ensanchará su propia crisis de legitimidad.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En la alianza Va por México del PRI-PAN-PRD, las esperanzas ya están fijas en la panista Xóchilt Gálvez, a quien el propio presidente AMLO la dotó de oxígeno al denostarla en su “destape”. Pero de ahí a que pueda meterse de lleno a la pelea por la presidencia del país en la elección de 2024, hay un trecho muy grande. Porque, de entrada, Xóchilt responde a todos los intereses de las mafias políticas del pasado encarnadas en esos tres partidos políticos. Aquellas por las que el ciudadano común votó en contra en la elección de 2018. Así, no será fácil convencer a un electorado que, pese a los muy cuestionables errores de la 4T, mantiene inalterable su repudio a esas historias de saqueos.
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