AMLO mece la cuna en el PRI

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LECTURA POLÍTICA

AMLO mece la cuna en el PRI

Noé Mondragón Norato

Las crisis del poder obedecen a cuando menos tres razones: los desplazamientos derivados de las imposiciones atribuidas a los actores con más influencia; su ayuno prolongado que tiene sustento en la orfandad política a la que son condenados; y la necesidad urgente de “patear el pesebre” para no quedar fuera de él, pues no entienden otra forma de vida y empleo más que aquellos ligados a vivir de los presupuestos públicos. No saben hacer otra cosa. La mayoría no son aptos para desempeñar otras tareas distintas a las de simular que trabajan. A respirar y exhalar poder. Aplicar autoritarismos y soberbias. Tomar distancia del rebaño sin justificarlo con resultados probados y convincentes. Eso permite entender que operen las jugadas más asombrosas e inexplicables. Lleven sus pugnas hasta los excesos, la comicidad y hasta lo siniestro. Basta con ubicar algunas maniobras relacionadas con lo anterior.

LAS CRISIS DEL PRI. – Si el panista Vicente Fox no pudo, no supo ni quiso operar la desarticulación de la maquinaria priista durante la primera alternancia en la presidencia del país en el 2000, el actual presidente AMLO parece encaminar sus baterías a lograr ese fin. Y lo está haciendo de una forma poco ortodoxa: reclutando en el Morena a muchas de las bases priistas. Aplicando la máxima cesariana del divide y vencerás. Se lee en tres partes: 1.- Cuando muchos priistas se dieron cuenta de que no podrían enfrentar exitosamente al presidente AMLO ni al Morena en la próxima elección presidencial de 2024, optaron por decantarse a favor de ambos. Una flecha les pegó directo al corazón: los programas sociales de López Obrador que le garantizan un voto masivo. Y desde luego, las exhibiciones —pero no las sanciones respectivas— de algunos actos de corrupción, un veneno que todos los tricolores llevan metidos en la sangre y portan en su ADN. El punto quemante es que, en las bases del Morena ya los tienen identificados y difícilmente inclinarían su voto a favor de alguno de estos priistas reciclados. Sencillamente porque su pasado convulso y hasta oscuro los marca. 2.- Otro factor se asocia a la propia descomposición interna tricolor con orígenes en el reparto del poder. Porque el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas Alito concibió a ese partido —y esa misma percepción la tienen todos los empoderados tricolores— como de su propiedad. Negoció en consecuencia, todas aquellas posiciones que beneficiaran a su reducido grupo de amigos y aliados con la alianza PAN-PRD. Y a los demás los excluyó. Los obligó a instalarse tristemente, en una sola disyuntiva: quedarse en el PRI sin recibir nada a cambio. O renunciar a su militancia para buscar otras opciones de sobrevivencia. Preferentemente, en el partido con más plusvalías electorales. Es decir, el Morena. Sin embargo, el escenario era en realidad, desolador: el PRI tiene apenas un gobierno estatal. Ante la suma de sus derrotas acumuladas desde la elección presidencial de 2018 y con AMLO operando —a diferencia de Fox que dejó pasar— políticamente a fin de frenarlo, la capacidad de maniobra priista para seguir alimentando a una militancia cada vez más huérfana y desamparada, se redujo sustancialmente. 3.- Camuflados ahora grotescamente como militantes de “izquierda” y renunciando por adelantado a cualquier controversia escrupulosa, los priistas que ahora coquetean con el Morena evalúan que, si son postulados por ese partido para un cargo de elección, ya lo tienen ganado. Basta con que esa marca partidista “los bendiga y purifique sus pecados políticos”, para alcanzar sus objetivos de poder. Lo que no lograron en su partido, intentan conseguirlo en otro al que siempre concibieron en el pasado reciente, como adversario político declarado. Pero muy en el fondo, la jugada maestra del presidente AMLO parece descansar en una sola dirección. Es decir, la forma en que decida jugar con cada uno de ellos. Utilizarlos a fin de apuntalar a la actual aspirante presidencial Claudia Sheinbaum. Pero no para cederles ni que regresen por más poder. De hecho y tras la elección presidencial de 2024 estaría en la senda de sacudírselos, en definitiva. Así como lo hizo aquí con el exgobernador Héctor Astudillo a quien primero acarició y le endulzó el oído. Luego terminó soltándolo en el abismo político. El fin del PRI parece cada vez más cerca. Y es AMLO el personaje que mece la cuna.

HOJEADAS DE PÁGINAS…En corrillos políticos trasciende fuerte la especie: el presidente AMLO decidió no actuar contra la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez por los videos donde se le ve desayunar con un presunto líder delictivo. “A mí también me quisieron poner una trampa cuando saludé a la mamá del Chapo Guzmán”, le habría dicho. Y sin pruebas contundentes en su contra, a Norma Otilia se le permitió registrarse en el Morena para el senado de la república. Y también para la reelección en la alcaldía de Chilpancingo. Es otro as político bajo la manga del presidente, quien decide así jugar en la elección de 2024 con los cuadros morenistas legítimos, que permitir la intromisión de priistas, ex priistas y experredistas que jugaron en su contra en la elección presidencial de 2018.

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