Grrrruuuñidos Políticos
Ambición, poder, ciudadanía y obsesión de Abelina por seguir pegada a la ubre
Por Carlos “El perro” Yañez
Grrrrr.- Morena recibió en dos días el registró de 19 aspirantes a la candidatura de la alcaldía de Acapulco, cuatro mujeres y 15 hombres, que se renovará con las elecciones del 2 de junio de 2024, una persona e ellos de género no binario sexualmente.
Grrrrr.- Muchos tiradores para una sola silla. No debe de extrañarnos en apreciar ambición en los “políticos”. De hecho, lo extraño sería que no la tuvieran, hasta el punto de que nos preguntaríamos si se puede ser político sin ambición. En su forma más común, la ambición es el deseo de conseguir el poder y conservarlo, y no es probable que muchos políticos carezcan de ese deseo y seguramente tampoco sería recomendable.
Grrrrr.- Por eso, aunque los políticos se empeñan en disimular su ambición, los demás hacemos bien en no llevarnos a engaño. Lo cierto es que no desear el poder no puede ser un requisito para conseguirlo, porque, entre otras cosas, es difícil que los hombres podamos hacer realmente bien algo sin la pasión de desear hacerlo. Ciertamente, es posible que quien carezca de ambición esté a salvo de los peligros del poder, pero seguramente tampoco estará particularmente inclinado a las renuncias que puede requerir.
Grrrrr.- Además, el deseo intenso de poder decidir o gobernar puede ser una señal para uno mismo y para los demás de una vocación política. Si la ambición se tomara por falta de idoneidad para el poder, Churchill, cuyo inmenso talento político era tan grande como su ambición, no habría sido primer ministro en aquellas circunstancias tan cruciales para su país y para Europa.
Grrrrr.- Sin embargo, es cierto que los problemas surgen cuando la ambición se convierte en una pasión intensa y dominante, sobre todo si podemos suponer que el político hará cualquier cosa por conseguir el poder y no perderlo. En tal caso, la ambición al mismo tiempo que será una fuerza poderosa que impulsará a quien la tiene, le convertirá en un esclavo del poder que ambiciona.
Grrrrr.- Para muestras basta un botón. Cheque usted las joyitas que aspiran a sentarse en la silla de la Joya de la Corona. Empezando por la familia que se sientes con derecho a pegarse a la ubre que consiguió la mamá en la regiduría, Laura Patricia Caballero Rodríguez, quien de inmediato convenció a su hijo Juan Carlos Galeana Caballero, que se pegue al chiche de Morena y a su dizque pareja “sentimental”, rumores de los corrillos del ayuntamiento, Gregorio Nava Valenzo, según ellos son enviados por la familia real para lograr la alcaldía. De los tres no se hace uno.
Grrrrr.- Lo destacado de Laura Patricia Caballero, es su política de nepotismo que exhibe al inscribir hasta el perro, el gato y todo lo que tienen en casa… Lastima que según ella lo lleva a cabo por instrucciones de la familia real.
Grrrrr.- La actual munícipe morenista, el hazme reír de todos, Abelia López Rodríguez, no obstante que el secreto a voces es que esta vetada desde el zócalo, quien le manifestó que concluya su mandato… hoy presume que la recibió el preciso y vuelve a su capricho de aspirar a reelegirse.
Grrrrr.- Solo le recuerdo que la vida da sorpresas, y trasciende que va a ser hombre, así que va tener que sacar las maletas. Además, que inscribió a su secretaria de Bienestar Leticia Lozano Zavala, quien le ha causado mucho daño con sus consejos políticos y que no nada bien vista en Morena. Menos por la cúpula el zócalo.
Grrrrr.- Aclaro… Sobre la supuesta reunión en Palacio Nacional, a la que acudió la alcaldesa de Acapulco, fueron atendidos por Román Meyer Falcón, secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), y no por el presidente López Obrador, como lo vende Abelina López.
Grrrrr.- Además se le olvida a la alcaldesa López Rodríguez, que ya le tienen la orden de aprehensión por el caso de la comisión de los marinos desaparecidos, y que en cualquier momento se la pueden liberar… Que siga poniéndose contra Sansón alas patadas…
Grrrrr.- Y qué no decir del “diputado morenista” Joaquín Badillo Escamilla, ante su ambición de poder y falta de ética, formación e ideales auténticos de la política, optó por renunciar a la bancada de Morena, para buscar la Jucopo por los verdes, partido que lo tiene vetado por violar sus normas, y al salirle el tiro por la culata, se volvió a teñir de guinda. Todo en su desesperación por lograr la candidatura a la alcaldía porteña.
Grrrrr.- La situación es tan desesperante que ha emprendido una campaña sucia contra su colega de fracción Gloria Citlali Calixto Jiménez, quien presuntamente suena fuerte para suplir a Yoloczin Lizbeth Domínguez Serna, quien pidió licencia para buscar la alcaldía de Acapulco. Jacko o pargo como se autonombra, perversamente ha filtrado información asegurando que él es el titular de la Jucopo, por instrucciones del senador Félix Salgado Macedonio.
Grrrrr.- Respecto al emisario del pasado “Yo si apoye a Claudia”, David Jiménez Rumbo, que en su pasado lo tuvo todo. Hoy no tiene ninguna posibilidad de lograr la candidatura. Aunque asegure que esta marcando agenda. A la gente le cae mal por soberbio y perverso.
Grrrrr.- De la lista de 19 aspirantes se salvando dos el exdiputado Zeferino Gómez Valdovinos y el exalcalde Alberto López Rosas, y medio la libra Silvestre Arizmendi Torres, por su trayectoria en Morena. El resto no vale la pena dedicarles una línea, ni mencionarlos. Ojalá y se les haga para sacarles sus trapitos al sol.
Grrrrr.- Lo cierto es que Los que elegimos a nuestros políticos lo hacemos en la suposición de que efectivamente ambicionan el poder, pero con la esperanza de que no se dejen dominar y mantengan el suficiente dominio sobre sí mismos para evitar la indecencia.
Grrrrr.- Pero si no somos ingenuos, nos daremos cuenta de que es realmente difícil lo que esperamos de ellos: que deseen el poder con la energía para afrontar sus dificultades, pero con el límite de no abusar de él para conservarlo. Ciertamente, la democracia nos da medios para procurarlo.
Grrrrr.- La exposición pública de los cargos y su gestión mediante la existencia de una oposición política crítica y de una prensa independiente, la celebración de elecciones y la existencia de una legislación custodiada judicialmente, son una defensa contra esos abusos y cualquier otros.
Grrrrr.- Pero nada de lo anterior nos descarga de la necesidad de discriminar personalmente. Así que la cuestión es, una vez admitido que necesitamos su deseo de mandar, cómo moderar y encauzar la ambición de nuestros políticos.
Grrrrr.- La historia de la política puede venir en nuestra ayuda: en Roma se llamaba ambicioso al que merodeaba alrededor de quienes le tenían que votar para conseguir lo que pretendía.
Grrrrr.- De hecho, ambición significaba dar vueltas alrededor de algo, y de ahí derivó a los que se dirigían a los demás persiguiendo un empeño. Obviamente, no los frecuentaban para disgustarlos o anunciarles contrariedades.
Grrrrr.- En efecto, solo puede resistirse a un político que promete abundancias quien tenga, a su vez, un sentido firme de lo mejor para todos, incluidas las renuncias y esfuerzos que las coyunturas históricas pueden implicar.
Grrrrr.- Por consiguiente, podemos medir la ambición de nuestros políticos observando con detalle el peso que en nuestros votos tienen nuestros intereses particulares, sobre todo si se trata de beneficios en detrimento de otros muchos, incluidos los que vendrán después de nosotros en próximas generaciones.
Grrrrr.- Así pues, los ambiciosos medran entre quienes se dejan regalar, y depravan a sus políticos las sociedades que esperan de ellos dádivas, beneficios y prestaciones. La voraz ambición de ellos se alimenta de nuestro inmoderado apetito de ventajas y facilidades.
Grrrrr.- En realidad, esa es la dinámica de nuestros actuales sistemas democráticos, y en especial del nuestro, del mexicano: ciudadanías crónicamente insatisfechas y clases políticas dadivosas, los primeros esperando recibir sin límite, y los segundos concediéndolo para lograr su ambición de mandar. Y a eso, llenándosenos la boca de autoridad moral, le llamamos sociedad del bienestar.
Grrrrr.- Sus partidarios pueden permanecer tranquilos pues no hay ninguna esperanza de que se haga mayoritaria la disposición a asumir las privaciones necesarias para, por ejemplo, no hipotecar a la generación siguiente.
Grrrrr.- Nuestro problema de fondo no es la ambición de los políticos, sino lo que les hace medrar: el inmoderado apetito de unas ciudadanías que esperan de la política no ya una justicia solidaria sino la abundancia ilimitada.
Grrrrr.- Para revertir esa dinámica que terminará por conducir a nuestras sociedades a situaciones insostenibles, haría falta que predominara un sentido general de la moderación y de una reflexiva e informada responsabilidad, lo que en las actuales circunstancias es sencillamente inimaginable entre nosotros.
Grrrrr.- Solo una ciudadanía responsable, mínimamente reflexiva y al menos medianamente informada sobre las circunstancias y pormenores de la situación de nuestros países, podría ponerse a salvo de las promesas irresponsables de quienes deberían, más bien, moderar nuestras expectativas.
Grrrrr.- Y solo ese sentido de la ciudadanía en los votantes podría abrir el hueco y la demanda de políticos que aspiren a conseguir el poder diciendo la verdad, discriminando lo necesario de lo deseable y proponiendo soluciones sostenibles.
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