LECTURA POLÍTICA
Los pactos de AMLO
Noé Mondragón Norato
En el punto de las definiciones del poder, la película parece aclararse: la violencia que permea y se enseñorea por todo el país, es uno de los puntos más vulnerables proyectados por la 4T y por el presidente AMLO. Sabedores de ello, sus adversarios han intentado golpearlos por ese flanco. Pero las tramoyas y puestas en escena no han terminado de ser convincentes. Es cuestión de atar los cabos.
VÍNCULOS EXTEMPORÁNEOS. – A raíz de que los periodistas Anabel Hernández y Tim Golden publicaran en varios reportajes, sustentándolos en una presumible investigación realizada entre 2010 y 2011 por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos que, “el Cártel de Sinaloa aportó entre 2 y 4 millones de dólares a la campaña de AMLO en 2006”, esas afirmaciones fueron cayendo poco a poco en contradicciones e inconsistencias. Se lee así: 1.- De entrada, los testigos y las pruebas a las que hace alusión Anabel se fueron desvaneciendo progresivamente. Los testigos Nicolás Mollinedo Bastar y Mauricio Soto Caballero —personajes que han colaborado con AMLO—, desmintieron todo lo señalado por Anabel. Y el Departamento de Justicia de los Estados Unidos ya no siguió con esas presumibles investigaciones. En la versión de la periodista, no se continuaron porque después de cinco años de que no se llega a nada concluyente, el caso se cierra. Pero de ser así, entonces la propia agencia antidrogas estadunidense (DEA) hubiese filtrado dicho expediente y AMLO no hubiera obtenido su registro ante el INE como candidato presidencial ni en la elección de 2012 ni en la de 2018. Sobre todo, si se parte de dos referentes: el panista Felipe Calderón gobernaba en 2011 y hubiese aprovechado ese golpeteo para sacar en definitiva de la carrera presidencial a AMLO. Y eso mismo hubiese hecho el priista Peña Nieto en 2018, sabedor de todo el mar de corruptelas que le heredaría al actual presidente. Ninguno de los dos expresidentes procedió. Y eso de entrada huele muy mal. A ello se suma el hecho incontrovertible de que Ovidio Guzmán —hijo del Chapo Guzmán líder del Cartel de Sinaloa—fue extraditado a los Estados Unidos, en septiembre de 2023. 2.- Lo que desconcierta de Tim Golden y Anabel Hernández —una periodista que fue duramente cuestionada por los personajes y actrices del mundo del espectáculo que menciona en su libro “Emma y las señoras del Narco”, al grado de que varios amenazaron con demandarla— es que se involucren en una investigación de 2006, cuando hubiese sido mucho más novedoso e impactante que esos datos se los adjudicaran a la elección de 2018. Es decir, tuvieron que pasar 14 años —de 2010 a 2024—para que Anabel y Tim descubrieran los presumibles vínculos del actual presidente con el Cartel de Sinaloa. Y hay otra elocuente contradicción: en la entrevista reciente que hizo Latinus a Celso Ortega, líder del grupo delictivo Los Ardillos, este asegura que “en 2006 el Z-42 me dice que tenía que venir a mi región, a hacer política por López Obrador porque ellos estaban pagando la campaña presidencial de AMLO por el PRD. Una vez ganando, el país era de Los Zetas porque Andrés Manuel se los iba a entregar”. El punto es claro: ¿Con cuál de los dos grupos delictivos estaba entonces pactando el actual presidente? ¿Con el Cártel de Sinaloa en la versión de Tim Golden y Anabel Hernández? ¿O con Los Zetas de acuerdo con la versión de Celso Ortega? ¿O con ambos a la vez? ¿No representaba esto último un literal incendio de todo el país en materia de violencia entre organizaciones delictivas en virtud de que, presuntamente les entregaría a las dos el control de toda la nación? 3.- En todo este asunto aparece oculta la mano de la DEA como tercer interesado en doblegar a la actual administración federal no solo en materia de política económica hacia los Estados Unidos, sino como una forma de presionarla con la intención de someterla en materia de colaboración antidrogas. En plena temporada electoral por el relevo en la presidencia del país, los anteriores no son en realidad, avisos para AMLO, sino para la candidata presidencial Claudia Sheinbaum. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Y en plena efervescencia político-electoral y de cambios abruptos de camisetas partidistas, brotaron también los datos duros. Así, el ex gobernador priista Héctor Astudillo, apareció con recursos sin aclarar en sus cuentas públicas de 2016 a 2021, por el orden de los 5 mil 755 millones de pesos, de acuerdo con información ventilada por la Auditoria Superior de la Federación (ASF). E incluso, se afirma que podría enfrentar una denuncia penal. ¿Qué acciones tomará al respecto Dante Delgado en su calidad de propietario nacional del partido Movimiento Ciudadano (MC) y cuando el ex mandatario estatal tricolor estaría figurando como suplente al senado del también ex priista Mario Moreno Arcos?
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