Palabras mayores
Abelina, la alcalde que más debe y
está bajo sospecha de desviar 520 MDP
Por Jorge Romero Rendón
Abelina López Rodríguez es la alcalde que más dinero se ha negado a comprobar de los recursos públicos que maneja del ayuntamiento de Acapulco.
Según datos oficiales de la Auditoría General del Estado (AGE), Abelina todavía debe de la Cuenta Pública del 2022 más de 520 millones de pesos, muy por encima de otros ayuntamientos que sí están solventando sus cuentas, cómo Zihuatanejo, que debe solo 8 millones, o los de Tlapa, Iguala u otros con cantidades menores.
El problema con Abelina es que no ha hecho caso de los llamados y asesorías que le ofrece la AGE, por lo que está bajo sospecha de haber desviado ese dinero para beneficio propio, financiando el “cochinito” con el que podría comprar votos si cumple su amenaza de renunciar a Morena en busca de la candidatura a la alcaldía en plan de reelección con cualquier partido que la quiera adoptar.
Pero eso dependerá de la acción penal que decida llevar a cabo o no la AGE, quedando impedida de ser candidata para cualquier cargo, por presunto peculado…
Abelina retrasa la definición de la
alcaldía de Acapulco con amenazas
¿Qué parte de la frase NO REELECCIÓN, dicha por el presidente Manuel López Obrador, no entiende la fracasada alcalde de Acapulco, Abelina López Rodríguez? ¿No se dio cuenta de que el mensaje presidencial lanzado desde Zihuatanejo iba para ella? ¿Sigue sin aprender a leer y escribir, y sin entender los mensajes políticos, como cuando el presidente la ha hecho a un lado y no le permiten asistir a eventos de alto nivel, incluso en Acapulco?
Prófuga de la grilla, Abelina ha estado retrasando el proceso interno de nominación de una candidata que valga por sí misma en Morena, con chantajes, amenazas y demás imposturas, porque quiere repetir en el cargo y seguir robando A HUEVO, sin que nadie le diga que no.
El ridículo papelón que está haciendo la alcalde saliente ha llegado al extremo de que esta amenaza con irse a otro partido si no le dan a ella la oportunidad de reelegirse.
Cree que los votos –muchos comprados con dinero negro- que obtuvo en el 2021 los tiene en una bolsa a su disposición, como si la gente no pudiera cambiar de opinión, o como si pudiera presumir de que hizo un “buen gobierno”.
Lo malo para sus cálculos es que en cada elección el mapa electoral varía por diferentes causas y no se mantiene estático y fiel a una persona, y si alguien hizo un pésimo gobierno –como el abelinesco-, menos. De manera que aún cuando se fuera al PRI, a MC o al Verde, Abelina no tendría ni la estructura electoral ni el voto duro de Morena, y menos la fidelidad del nuevo partido al que pudiera emigrar.
Quizá lo único que sí tenga Abelina sea mucho dinero robado de las arcas municipales, o de nuevo el apoyo de personajes innombrables para comprar votos y tratar de controlar la elección, pero no podría competir contra su propio partido, al que quiere traicionar por sus ambiciones personales. Y cree incluso que puede volver a comprar la candidatura, cuando enfrente tiene rivales de talla mucho mayor que por su sola presencia jalan el entusiasmo y el apoyo de la gente de Acapulco, y no necesitan de los ingentes millones que ha costado la oaxaqueña –Abelina no es acapulqueña-.
En esa tesitura, Abelina no se da cuenta del desastre de gobierno que hizo en el puerto, ni de su ausencia de popularidad real. No entiende. Y ni siquiera entiende que no entiende. Es, después del huracán Otis, la peor tragedia política que le pudo suceder a Acapulco. Y quiere repetir a chaleco…
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