LECTURA POLÍTICA
Congreso local y su momento de gloria
Noé Mondragón Norato
No han promovido nunca acciones realmente impactantes en favor de los guerrerenses. Las curules legislativas locales han servido para tres cosas: discutir y votar sobre asuntos banales y hasta frívolos de la agenda social. Evidenciar por adelantado, las ambiciones de poder de quienes las ocupan. E ir a dormir y a chacotear. El barullo como parte de una comedia política cíclica, selectiva y relajante. Blindados de cualquier amenaza violenta e insegura, aparecen sus integrantes. Esa la padecen exclusivamente los ciudadanos de a pie. Los simples mortales. Porque ellos van emulando la trama narrada en El Traje Nuevo del Emperador, el cuento clásico del escritor danés Hans Christian Andersen: sintiéndose reyes, pero caminando desnudos por las calles. Y de pronto, el drama tocó con sus refulgentes destellos mediáticos a toda esa caterva de simuladores. Tuvo que morir un normalista de Ayotzinapa y que la gobernadora Evelyn Salgado empujara la renuncia de la fiscal Sandra Luz Valdovinos, para que los miembros de ese poder arribaran abruptamente, a su efímero momento de gloria. Remodelaron apresuradamente la fachada de una casa deteriorada, llena de telarañas y enmohecidas las paredes por la inactividad prolongada. Hay que meterse a la carpa para tener el pulso de este circo.
CONGRESO LOCAL DE UTILERÍA. – La función de los diputados que integran el Congreso local, consiste en generar los contrapesos naturales hacia los otros dos poderes: el Ejecutivo y el Judicial. Pero la actual legislatura ha renunciado a ello. Se lee así: 1.- Si bien la fiscalía general del estado (FGE) es un órgano autónomo, es obligación del titular de esa dependencia rendirle cuentas al Congreso local de todo lo que realiza. Y los legisladores están obligados a subrayar líneas de desgaste para que enmiende sus errores. O se vaya. Pero los diputados de la 63 legislatura nunca llamaron a comparecer a la extitular, Sandra Luz Valdovinos Salmerón. La entidad se convirtió de pronto en una herida que supuraba sangre por todos sus poros, debido al incremento de la violencia y la ola de inseguridad, pero ningún diputado —ni los de Morena ni los de la oposición— se conmovieron ante el drama que enlutaba hogares guerrerenses. Dejaron correr y observaron en silencio cómo se incrementaba la estadística delictiva y los expedientes criminales crecían abominablemente y sin respuestas, en los archivos de la FGE. Se convirtieron en cómplices de la indolencia y la ineficacia que rodearon siempre a Valdovinos Salmerón. Hoy salieron a cacaraquear el huevo. Aparecieron festivas las unanimidades que sólo justifican el contubernio y las incompetencias. Se corrió en los medios y en las redes sociales, la prioridad de “hacer el seguimiento de la remoción que hizo la gobernadora”, de acuerdo con la inexperta presidenta de la Jucopo, Citlali Calixto Jiménez. No les importó que cayeran en presumibles actos de ilegalidad al aprobar la convocatoria para designar al nuevo titular de la FGE, el mismo día que inicia el plazo constitucional de diez días para que las dos terceras partes de los diputados contravengan esa remoción. 2.- En el fondo e imitando la cultura política priista, el sacrificio político ya fue suficiente. Es decir, el Congreso local no permitirá el regreso de Sandra Luz Valdovinos. Hasta ahí cerró el capítulo. Es el límite permitido. El momento de gloria de la actual legislatura se eclipsó cuando Calixto Jiménez se negó a ir más allá. Es decir, investigar en que anomalías y hasta presumibles delitos pudo cometer la exfiscal no sólo en el asunto del normalista de Ayotzinapa asesinado, sino durante todo su desempeño al frente de la FGE. En realidad, y en su calidad de poder legalmente constituido y que no la llamó a cuentas nunca, la renuncia de la fiscal ayudó de soslayo a los propios integrantes de la 63 legislatura local. Por cuando menos tres cosas: nadie puede evaluar ni sancionar el gris desempeño de los diputados; en cinco meses todos ellos concluirán su periodo; y como el relevo en la FGE apenas entrará en funciones, tampoco se verán obligados a llamarlo a comparecer pese a que el fenómeno violento no cesa. Así, el Congreso local confirmó su condición de utilería: solo sirve cuando el gobernante el turno lo llama a ser útil.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Mientras el aspirante al senado por el PRI, Manuel Añorve festina un triunfo por adelantado que amenaza visiblemente con complicarse y no cuajar, la alianza PRI-PAN-PRD ya está resquebrajada en la capital del estado. Porque, por un lado, el astudillista-añorvista Bonifacio Montúfar ya se ve como el candidato a competir por la alcaldía de Chilpancingo; mientras que el perredista de la tribu ADG y ex aguirrista, Alejandro Arcos Catalán no está dispuesto a renunciar a la candidatura y ya amenazó que competirá en soledad bajo las siglas perredistas. Si dicha alianza partidista ya estaba en la lona desde que el exgobernador Héctor Astudillo y Mario Moreno emigraron del PRI, con este tipo de ambiciones incontrolables, la derrota electoral es de mero trámite. Y si no, al tiempo.
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