Grrrruuñidos Políticos
“Chapulineo’ político” en Acapulco empobrecimiento de la política fomentado por el Tiradero naranja de farallón
Por Carlos “El perro” Yañez
Grrrr… Chapulineo es el término que utilizamos en México para referirnos a un político que cambia de partido, generalmente, en búsqueda de una candidatura o cargo en el gobierno de forma inmediata.
Grrrr… Y aclaro que no es que no sea válido dejar de militar en un partido por legítimas razones, digamos, porque ya no hay coincidencias ideológicas, programáticas o políticas con la organización a la que se pertenece.
Grrrr… De hecho, cuando ése es el caso, lo congruente es deslindarse, y en la historia hay valiosos ejemplos de ello, como cuando en los ochenta Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Cuauhtémoc Cárdenas renunciaron al PRI para fundar un nuevo partido, el PRD. O como cuando Juan José Rodríguez Prats igualmente renunció al PRI para incorporarse a las filas del PAN.
Grrrr… Actualmente es uno de los más pesados lastres con que carga nuestro sistema político es sin duda lo que se ha denominado como “chapulineo político”, que no es otra cosa que el salto de un cargo de elección a otro, y que, sobre todo en el caso de los aspirantes a alcaldes, además de que provoca una parálisis administrativa en las comunas, crea también un desencanto en amplios sectores de la población por el hecho de que quedan inconclusos los compromisos de campaña.
Grrrr… En el proceso electoral que está de hecho en marcha, ha vuelto a presentarse este fenómeno lastrante, que muestra de cuerpo entero el oportunismo de no pocos aspirantes a cargos de elección popular. Evidenciando la pobreza política de los partidos políticos como es el caso concreto de Movimiento Ciudadano (MC) en Guerrero, que se convirtió en el tiradero naranja de farallón, y el reciclador de los desechos de actores políticos sin convicción, formación político e ideología.
Grrrr… Hasta hace unas horas el tiradero naranja de farallón, había sido rescatado de su miseria política a cargo de su “coordinador” provisional Julián López Galeana, por políticos de altura como Héctor Astudillo Flores y el actual candidato al senado Mario Moreno Arcos, a tal grado que se esperaba el arribó de un candidato fuerte que cobijara al aspirante al senado, pero lamentablemente el carretón de la basura paso por Morena, y recogió el desecho de uno de sus aspirantes a la alcaldía Yoshio Ávila González, para llevarlo al tiradero mencionado.
Grrrr… Una vez más el “coordinador” provisional de MC en Guerrero, Julián López Galeana, hizo su trabajo sucio y traicionó al exalcalde perredista Alberto López Rosas. Como si fuera un juego de inmediato arribó a su tiradero naranja de Farallón. Y oh. Sorpresa se encontró un desecho con playera rasgada de guinda, junto a una suburban blindada color plata, con tres guarros que lo resguardaban y compadecido lo levantó y decidió darle la candidatura a la alcaldía de Acapulco.
Grrrr… Personaje que hasta hace unos días estaba muy comprometido con “su partido” Morena, le oraba a AMLO e intentaba hablar como él, echándole la culpa de todo lo malo al pasado, solo que se olvida que, del pasado, del tricolor provine su origen, lo que significa que está escupiendo al cielo.
Grrrr… Cuidado, Héctor y Mario, que se puede esperar de un partido donde el coordinador está muy acostumbrado a traicionar. Protegido directamente por el líder nacional de MC, Dante Delgado.
Grrrr… Me queda claro que el chapulineo es distinto, al de Cuatemochas, Efigenia, Porfirio o Rodríguez Prats, porque no es consecuencia de una reflexión ideológica, de una contradicción con las convicciones que uno sostiene, sino que es hijo del pragmatismo.
Grrrr… Y esto viene al caso porque desde el repunte de Morena, poco antes del 2018, durante las elecciones que sucedieron entre 2019 y 2023, y ahora, de cara a la elección de 2024, hemos visto una serie de personajes de la política pasar de ser críticos, a militantes de la autollamada Cuarta Transformación.
Grrrr… Más allá del juicio que a nivel personal se haga de quien cambia radical y súbitamente de colores, lo importante es reflexionar sobre por qué, como dice Kumamoto, las y los políticos chapulines están dispuestos a pagar el costo político, mediático y en redes, seguramente temporal, que su decisión conlleva y más importante aún, sobre el impacto en el electorado.
Grrrr… El quid es que la política en México es cada vez menos ideológica y cada vez más pragmática. Así como la justificación de partidos con principios e historias distintas para aliarse electoralmente es la supervivencia política, a nivel individual un cambio de partido también encuentra su justificación en la misma supervivencia política.
Grrrr… Las alianzas electorales diluyen la identidad de los partidos que la componen, y no sólo pienso en el Frente por México que, después de varias elecciones que han enfrentado juntos, han encontrado una agenda común trascendente en la defensa de la democracia y el Estado de derecho, entre otros, sino también en el Partido del Trabajo, que ha tenido que ir de la mano no sólo con su hermano grande, Morena, sino con el Partido Verde, que representa cosas radicalmente distintas.
Grrrr… ¿Qué significa esto para los electores? ¿Qué impacto tiene el que un legislador que ganó por una mayoría de ciudadanos que votaron no sólo por él, sino por una agenda, de un día para otro se lleve sus votos al partido de enfrente? ¿Cómo afecta el que un político que ha militado muchos años en un partido cambie —insisto, de un día para otro y sin motivación trascendente— a otro?
Grrrr… El chapulineo sólo abona al descrédito de la política, a profundizar la idea de que los políticos priorizan su ambición personal sobre el representar a las y los ciudadanos, a la incertidumbre sobre el destino de la confianza que depositan cruzando un nombre en una boleta electoral y al empobrecimiento del debate público, simplificándolo en la idea de estás con nosotros o con ellos —como será en 2024—, en lugar de profundizar en lo que un candidato y otro piensan, representan y proponen para solucionar los problemas del país.
Grrrr… El servicio público es por naturaleza una actividad noble y por lo mismo debe dejar de vérsele como un rico filón al cual se le pueda sacar todo el provecho posible Grrrr…para beneficio personal o de grupo.
Grrrr… El chapulineo también brincó al tiradero amarillo de la colonia Progreso, donde el perverso ex alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, se encontró a su compadre Carlos Granda Castro, que hace unos días estaba muy comprometido con “su partido” Morena, le oraba a AMLO.
Grrrr… Pero como la política es de interés personales más que los beneficios del pueblo, antes de ser presentado, el personaje exitoso empresario consultó con su almohada – Félix Salgado Macedonio para aceptar la propuesta de la alianza Fuerza y corazón por Acapulco, integrada por el PRI-PRD y PAN, y a la vez se confabuló con el candidato al senado tricolor Manuel Añorve Baños, para apostar que encaso de que Abelina López Rodríguez, será ratificada como candidata, a echarle bola y derrotarla, a través del voto cruzado…aguas.
Grrrr… No debe pasarse por alto que los servidores públicos deben lealtad a las instituciones para las que trabajan, y esos ‘brincoteos’ de cargo en cargo son nugatorios del compromiso contraído en las urnas.
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