LECTURA POLÍTICA
Pasado tricolor reactivado en el Morena
Noé Mondragón Norato
Nada es casual en política. Forma parte de una trama de poder que intenta eso justamente: preservarlo. Y repartirlo con adversarios forma parte no sólo del desconcierto generado ante la opinión pública, sino de la propia estrategia orientada a seguirlo distribuyendo. Fundamentalmente con aquellos que se sientan obligados a devolver y garantizar apoyos futuros. Porque curiosamente, esos compromisos no los garantizan los morenistas, sino los maleados ex priistas y ex perredistas. Es cuestión de atar los cabos.
TORO BRAVO Y DAÑINO. – Más allá de lo que griten y manoteen los inconformes morenistas derivado del reparto de candidaturas a priistas y perredistas, lo que se observa a simple vista es que el senador Toro intenta amarrar a su favor la elección de gobernador de 2027. Se lee así: 1.- Las encuestas sustituyeron al añejo “dedazo” priista. Y de esa forma, la cultura de las imposiciones cambió de máscara. Fue así como se encumbró asombrosamente y como candidato del Morena a la alcaldía de Chilpancingo, al priista-perredista y ahora morenista, Jorge Salgado Parra. En el camino dejó a los auténticos aspirantes morenistas Jessica Alejo Rayo y Tony Pérez. Pero en el fondo la decisión obedeció a un hecho incontrovertible: el senador Toro y la propia candidata presidencial Claudia Sheinbaum le pagaron el favor político al exgobernador Ángel Aguirre, de quien Jorge Salgado es cuadro político indiscutible. Lo curioso del asunto es que, de la repentina adhesión de Aguirre —quien públicamente asumió sus apoyos presidenciales a la candidata del Morena y no a la de la alianza PAN-PRI-PRD, Xóchilt Gálvez—, Claudia no emitió posicionamiento alguno. Lo cual reduce el compromiso exclusivo al senador Toro. 
Y las patadas de ahogado emitidas por todos los inconformes del Morena son selectivas: atacan al dirigente estatal Jacinto González Varona, pero se cuidan de no hacerlo ni con el senador Toro ni con Claudia Sheinbaum. Menos con el presidente AMLO, quien es el personaje que en verdad avala esas controvertidas decisiones. 2.- Al aliarse con priistas y perredistas del pasado, el senador Toro no cumple con su palabra en el sentido de abrir la cancha política a las nuevas generaciones de morenistas, sino que intenta asegurar su propia candidatura al gobierno estatal en la elección de 2027. Por encima de lo que asuma la irritada militancia de ese partido. Se entiende que, de hacerlo y abrirles las candidaturas sustentadas en “encuestas serias” tal y como ellos deseaban, resultarían incontrolables para esa fecha. Porque esos inconformes que hoy amenazan con tirar puertas entenderían que su nominación es “democrática” y no le deben nada a nadie. Y si el senador Toro no pudo evitar la reelección en Acapulco de la ineficaz alcaldesa Abelina López, fue porque detrás de ella estaba Marcelo Ebrard. De ahí en fuera, la idea clave consiste en aguantar las presiones internas hasta el límite. 3.- El problema más visible para el senador Toro abanica en cuando menos dos vertientes: A) No entregarle a Claudia Sheinbaum los votos prometidos y consignados en el “Plan C” debido justamente a la entrega de candidaturas clave a ex priistas y ex perredistas, con lo cual crecería el voto de castigo contra el partido presidencial. Lo anterior la mostraría vulnerable en Guerrero en su calidad de eventual e hipotética presidenta del país. Y fortalecería la fuerza del senador Toro al venderse como el conciliador con esos personajes del PRI y PRD incrustados en el Morena. B) Muy el fondo, el senador Toro sabe que no está en el ánimo político de la candidata presidencial del Morena para la elección de gobernador de 2027. Y por eso mismo, la entrega de resultados electorales atípicos pretendería justamente, blindarlo ante una futura inquina política en su contra. Si los votos en Guerrero derrumban los planes de Claudia Sheinbaum, situándola en condiciones de equidad con la oposición, es evidente que una gran parte de esos resultados electorales se los endosará al senador Toro. Y crecerán más las animadversiones. Obligándola a negociar con él, en su calidad de dueño del Morena en Guerrero. Así, el Toro morenista resultó no sólo bravo, sino dañino. Y el ominoso pasado tricolor con toda su cauda de personajes cuestionables se resisten a irse.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El que literalmente “siente pasos en la azotea” es el reeleccionista senador tricolor Manuel Añorve Baños, quien tachó de esquiroles del Morena a los candidatos del MC. Sabe que el ex priista y ex morenista Yoshio Ávila, le va a quitar muchos votos tanto a la reeleccionista del Morena, Abelina López como al candidato de la propia alianza PRI-PRD-PAN —que también viene de una ruptura con el Morena y fue diputado local en la 59 legislatura por el PRD en el entonces distrito 28 de Acapulco—, Carlos Granda Castro. La realidad es que los números van cambiando y moviéndose todos los días en varias encuestas dejando a Manuel Añorve muy mal posicionado ante los electores. Y si no, al tiempo.
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