LECTURA POLÍTICA
Ayotzinapa y la soledad de AMLO
Noé Mondragón Norato
Es una amenaza que el presidente AMLO ya conjuró. Porque los normalistas de Ayotzinapa parecían decididos a boicotear las elecciones. Y dicho escenario revela una verdad de Perogrullo: mientras los distintos candidatos en campaña venden quimeras discursivas que no van a cumplir, los padres de los 43 navegan entre el dolor, la rabia y la impotencia de no saber nada sobre el paradero de sus hijos a casi diez años de ese condenable e infame episodio. Lo peor no es eso, sino que el expresidente priista Enrique Peña Nieto se llevó secretos inconfesables guardados herméticamente. De hecho, es el personaje que más de cerca conoció las investigaciones sobre esa siniestra trama. Y a él justamente, el actual presidente López Obrador se ha negado a llamar a declarar. De ahí se abre lo demás.
HERIDA ABIERTA. – En aras de ganar holgadamente la pasada elección presidencial del 2018, el presidente AMLO prometió resolver el caso de los 43 estudiantes desaparecidos durante un mitin celebrado en Iguala en mayo de aquel año. Aseguró que crearía una Comisión de la Verdad integrada por organismos internacionales los cuales investigarían a fondo el asunto. Pero durante todo su sexenio las cosas se mantuvieron igual. Por eso los normalistas se enardecieron. Llegaron a la osadía de tumbar una puerta de Palacio Nacional. E incendiar aquí, la fiscalía general del estado (FGE) y el propio Palacio de Gobierno. Hay, sin embargo, puntos que siguen lacerando. Se leen así. 1.- Desde la elección de 2015, ningún candidato a diputado federal se comprometió a incidir y ayudar en la posible resolución del caso. Menos los senadores que ya estaban fungiendo como tales (Sofio Ramírez y Armando Ríos del PRD, y el finado René Juárez del PRI). Tampoco lo hizo el exgobernador Héctor Astudillo. Como si no mandara en la entidad y esos hechos ignominiosos no hubiesen ocurrido en Guerrero. Como si fuera un actor político ajeno y desprendido de esa responsabilidad. Lo curioso y hasta desconcertante, es que los normalistas decidieron no molestarlo como hoy sí lo hacen con la gobernadora Evelyn Salgado. Tampoco boicotearon al presidente priista Enrique Peña Nieto cuando entregó la banda presidencial al actual inquilino de Palacio Nacional. Y eso resulta al menos, sospechoso. Por cuando menos dos vertientes que los aprisionan: disuelven la cordura y la canjean por actos claramente vandálicos en la coyuntura de la elección presidencial con el claro fin de restarle votos al Morena. E intentan arrancarle a la candidata de ese partido, Claudia Sheinbaum, el mismo compromiso que hace seis años hizo AMLO en Iguala: que resolverá el caso de los 43. Pero Claudia no ha caído en ese garlito. Porque sabe y evalúa, que tampoco lo hará. 2.- Más que buscar un acto de verdadera justicia por parte de los padres de los 43, el caso Ayotzinapa se politizó irremediablemente. Y el presidente AMLO trata de contener esas inconformidades, porque muy en el fondo intenta que dicha presión no le llegue a Claudia Sheinbaum. Por eso citó a los padres de los 43 un día después de la elección del próximo 2 de junio. Les concederá audiencia el 3. Es decir, cuando concluyan las campañas electorales y la aspirante presidencial del Morena ya no esté en posibilidad de comprometer su sexenio con ese movimiento. Pero ¿cuál será el contenido de esa conversación cuando todo mundo sabe que el caso de los 43 normalistas no se resolverá en esa plática? El sexenio se le acabó al actual presidente. Y también los argumentos esperanzadores para encontrar a los normalistas desaparecidos. 3.- Ninguno de los candidatos al senado, tocan el asunto de los 43. Enmudecen los senadores Toro del Morena y Manuel Añorve del PRI, quienes durante seis años también, no contribuyeron ni presentaron iniciativas orientadas a buscar una salida a dicho conflicto. Mientras, el aspirante del MC a ese escaño Mario Moreno −en sintonía con su aliado el exgobernador Héctor Astudillo−, hace cómo que no ve nada al respecto. Los candidatos a diputados federales del Morena están contentos porque muchos de ellos van montados hasta en su tercera reelección. Y otros se frotan las manos en espera de disfrutar ese manjar político. Ninguno se compromete a echarle el hombro al presidente en el cierre de su sexenio. Ninguno estable diálogo alguno con los padres de los 43. Al hacerlo así, son también corresponsables de todo el conflicto creado. De todo el vandalismo. De toda la destrucción y la quema de los edificios públicos que se pagan con dinero de los contribuyentes. Y sin legisladores que realmente legislen, este país cae no solamente cada vez más profundo en el precipicio, sino en la decadencia sin retorno de la política.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Trasciende que el aspirante al senado por el MC, Mario Moreno, tiene temor constante de presentarse a realizar mítines de apoyo a su candidatura en diversos poblados y ciudades porque no logra reunir el número de adeptos suficientes. Desde que arrancó su campaña, −confirman algunos que están cerca de él− ese tipo de acontecimientos han sido una constante. Y las fotografías que le toman con ángulos reducidos con el fin de llenar los vacíos, se limita a difundirlas en sus propias redes sociales. Al paso que lleva y teniendo el acompañamiento recurrente del exgobernador Héctor Astudillo como única “garantía” de votos, la campaña de Mario se configura con eventuales y posibles, resultados desastrosos. Y si no, al tiempo
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