LECTURA POLÍTICA
Perdones políticos para asegurar triunfos
Noé Mondragón Norato
Desde donde se le vea, la 4T parece tener el control sobre la elección presidencial del próximo 2 de junio. En la alianza Corazón por México lo saben. Y el editorial del diario norteamericano The Wall Street Journal publicado hoy, pondera en un eventual y lejano triunfo de Xóchilt Gálvez “la ruptura con la política exterior de AMLO que utiliza la migración como moneda de cambio respecto del mandatario Joe Biden”. Desde luego, ese diario −uno de los más conservadores de la vecina y poderosa nación− está velando por los mismos intereses que enarbola la alianza PAN-PRI-PRD. Pero lo que ocurre en realidad, es que “los perdones políticos” marcarán la diferencia en la elección en puerta. Basta con seguir las pistas.
PERDONAR A LOS INFRACTORES. – Hay cuando menos tres huellas indelebles para entender cómo van a operar los “perdones políticos” en la elección presidencial. Se leen así: 1.- El presidente AMLO parecía tener una fijación política: ganar la elección del Estado de México el año pasado. Y lo logró. Esa entidad es la que proyecta la mayor cantidad de votos respecto de las otras del país. El exgobernador priista, Alfredo del Mazo Maza sabía el tamaño del reto político al que se enfrentaba. Y sabedor de que ganó en su momento la elección de 2017 que lo encumbró como gobernador, con menos de tres puntos porcentuales, una de las primeras acciones que implementó consistió en reducirse el sueldo “para no ganar más que el presidente AMLO”, justificaría. Sin embargo, para el 2023 el problema no era ese, sino como “cuadrar” sus cuentas públicas ante la Auditoria Superior de la Federación (ASF). Su consigna parecía obvia: no agitar las aguas para que la elección la ganara al fin la actual gobernadora del Morena y añeja competencia suya, Delfina Gómez. ¿Le perdonaron sus millonarias cuentas públicas que heredó como gobernador? Hará falta ver cómo trabaja internamente para que el Morena gane ahora, la elección presidencial en la vecina entidad. 
2.- En Guerrero, AMLO operó de una forma similar: sometió políticamente al exgobernador priista Héctor Astudillo. Y lo hizo brincar del PRI al MC con el fin obvio de fragmentar el voto de la alianza PRI-PAN-PRD en Guerrero, el cual a estas alturas no provoca ya, ningún daño al Morena. El PRI nacional de Alejandro Moreno Cárdenas sabe que aquí su partido nada tiene que hacer. Y por eso imploró literalmente, que el candidato presidencial del MC, Jorge Álvarez Máynez declinara a favor de Xóchilt Gálvez. Lo cual era impensable. Porque en los tres debates presidenciales Máynez se ha dedicado a criticar y cuestionar con singular dureza, a Xóchilt y no ha Claudia. ¿Cómo habría de aliarse con ella? En Guerrero, el exgobernador Héctor Astudillo no aclara ante la ASF sus millonarias cuentas públicas. Se entiende que su contribución decidida a la división tricolor se traduzca al final del día, en “el perdón” a esos desfalcos. Y eso dependerá en gran medida, de las diferencias numéricas de los sufragios a favor del partido guinda. 3.- El senador Toro acaba de anunciar con bombo y platillo, una adhesión priista más: la del exdirector de los Colegios de Bachilleres en Guerrero, Fermín Alvarado Arroyo. A simple vista, el hecho parece “condenable”. Pero se trata en realidad, de una estrategia de poder. Porque Fermín fue acusado por el actual gobierno de Evelyn Salgado, de no comprobar más de mil 300 millones de pesos durante su gestión como funcionario. Dicho estigma lo obligó a pasar a retiro político obligado. Al ostracismo. No había forma de sortear exitosamente ese vendaval político. Hoy el senador morenista Félix Salgado lo rescata. Hace alharaca mediática de su nueva adquisición. Pero no con la intención de darle un cargo público una vez concluida la elección presidencial. Sino con aquella orientada a que “desquite” con trabajo de campaña a favor del Morena y de Claudia Sheinbaum, esa millonaria deuda que aun no ha sido resarcida ante las autoridades fiscales. En perfecta sintonía a como el presidente AMLO lo aplicó con Héctor Astudillo. Así, Fermín tendrá que “fletarse” obligadamente para no ir a parar a prisión. Y como sucede en Guerrero, el Morena tiene agarrados de sus partes más íntimas a los gobernadores de las otras 22 entidades que gobierna. La mayoría, proyectan adeudos y desfalcos millonarios a la Hacienda pública. ¿Con qué razonable argumento habría de ganar en ellas la próxima elección presidencial del 2 de junio la alianza PAN-PRI-PRD, si sus gobernantes saben que están atascados en arenas movedizas? Solamente el “perdón político” puede redimirlos. Y la alianza Corazón por México esperar otro sexenio.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Un personaje del folclor político ya se hizo viral: la diputada local plurinominal, Leticia Mosso Hernández, quien está tan ensoberbecida con su efímero y fugaz poder, que cree erróneamente, formar parte de “la realeza política”. Así, algunos reporteros de la fuente legislativa se quejan de que la diputada ya no los saluda con el mismo fervor y entusiasmo de antes. Los ve del hombro para abajo. Los ignora y les voltea la cara. Y muchos a los que sí llega a extender la mano, lo hace doblando la muñeca. Y los dedos del saludador caen directo al tronco del brazo. Lo peor no es eso, sino que su esposo, el eterno cacique de Tlapa, Victoriano Wences Real, ya la aseguró tres años más como diputada local plurinominal. Y está por verse cómo crece y cómo aplica grotescamente, esa absurda y cómica altanería.
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