LECTURA POLÍTICA
Reforma limitada al Poder Judicial
Noé Mondragón Norato
La virtual reforma al Poder Judicial ha pisado muchos callos por anticipado. Incluso y en el festejo por el Día del Abogado, litigantes y jueces guerrerenses amenazaron con “defender la institución” y hasta la posibilidad de convocar a un paro nacional. Y es lógico. Porque todo cambio genera resistencias de manera natural. ¿No se opuso el PRI de Carlos Salinas de Gortari al movimiento disidente que incubó el Frente Democrático Nacional (FDN) en 1988, el cual pretendía arrebatarle la presidencia del país y derivado de ello se contabilizaron después cientos de muertos perredistas? Con sus matices y variables, la situación es similar a ese entonces. Porque muy en el fondo se encuentra la pérdida de privilegios de las élites del poder. En la actual coyuntura, de quienes han lucrado con la justicia y la aplicación de la Ley interpretándola y aplicándola desde la preservación de sus intereses. Y desean que ese torcido estado de cosas no sea vulnerado. Que todo siga igual. Como si la impartición de la justicia en México fuera de primer mundo. Con ministros, magistrados y jueces incorruptibles que se atrincheran en la cacareada y endeble “carrera judicial”. Lo peor no es eso, sino que evalúan como un auténtico sacrilegio que intervengan manos ciudadanas en las decisiones de ese apretado círculo de privilegiados. Pero es justo el destino que tarde o temprano enfrentará el Poder Judicial en nuestro país. Basta con pulsar algunos hechos.
REFORMA CORTA. – En el fondo, la Reforma al Poder Judicial está limitada. Porque no se trata exclusivamente de que ministros, magistrados y jueces sean elegidos en urnas, sino que se mejore sustancialmente la impartición de la justicia y la correcta observación de la Ley que siempre es perfectible. Sin daños a terceros. Se lee así: 
1.- La propuesta del presidente AMLO se queda corta. Porque, de entrada, la intención prioritaria consiste en cercenar privilegios al Poder Judicial. Entre otros, que los ministros ganen un salario igual o menor que el del presidente en turno. También, la desaparición de los millonarios fideicomisos. Y un replanteamiento a fondo de las tareas y conductas desempeñadas por todos sus integrantes. Una refundación de ese poder, paradójicamente, con muchos de quienes lo han torcido. Una tarea que parece imposible. Por toda la cauda de intereses que se afectarán. Pero no se está observando de fondo, la parte medular del asunto: que la aplicación de la justicia verdadera quede en manos auténticamente ciudadanas. Pese a que la propia sociedad se encuentre repleta de leyes injustas. Sin embargo, la puntual interpretación de estas no puede quedar tampoco, en manos improvisadas. Porque entonces sí se cometerían muchas injusticias. Por ignorancia supina de aquellos que las cometerían hipotéticamente, desde los propios tribunales judiciales. Desde esta perspectiva parece que el presidente AMLO apela únicamente a extirpar a “las mafias del poder judicial” que se han enquistado ahí. Sustituyéndolas con recursos humanos y profesionales del Derecho “que no han sido corrompidos”, pero que tampoco garantizan resultados óptimos. 2.- La dinámica del progreso social y del perfeccionamiento democrático, obliga a replantear a fondo el asunto. Porque a estas alturas, la pugna se reduce a la iniciativa presidencial de la Reforma al Poder Judicial teniendo como contraparte a quienes desde dentro de este se oponen a ella de manera obvia. Generando un escándalo de altos decibeles mediáticos. Pero la clave está, sin embargo, en el impulso a los llamados “jurados ciudadanos” que se encargan de estudiar, analizar y al final emitir un veredicto basándose en las pruebas aportadas por la defensa de los acusados. Pero también por la parte acusadora. Los jurados ciudadanos se impusieron en España desde 1995. Y en los Estados Unidos representan un derecho de los ciudadanos plasmados en la Constitución de aquel país. Se dividen en tres jurados: Grandes Jurados de Investigación (que determinan la existencia de pruebas suficientes para justificar una acusación penal); Pequeños Jurados (identificados como jurados de juicio que determinan culpables o inocentes); y Jurados Civiles, que evalúan las demandas civiles y laborales. En todos ellos, las condenas son unánimes, no así las absoluciones. ¿Por qué la Reforma al Poder Judicial en México no abre la posibilidad a los jurados ciudadanos y se queda a medias con el voto de los mexicanos para elegir a ministros, magistrados y jueces, pero se niega a involucrarlos de manera directa? Como se ve, la Reforma al Poder Judicial es urgente y necesaria. Pero está limitada. Porque abre la puerta a medias.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Un verdadero disparate fue vociferado por el dirigente estatal del Morena, Jacinto González Varona, quien de manera tajante pidió a todos los alcaldes de Guerrero, pedir a la Federación que la seguridad pública sea otorgada desde el centro del país. Si así fuera, entonces quedarían invalidadas de facto, las dos reglamentaciones que rigen a los municipios: la Ley Orgánica del Municipio Libre. Y el Bando de Policía y Gobierno. ¿Por qué entonces como diputado local plurinominal en funciones y ya reelecto Jacinto no ha propuesto ante el pleno legislativo, la desaparición de ambas leyes? En su absurda propuesta, ¿cuál sería el papel entonces de cada alcalde? ¿Únicamente recolectar el dinero ciudadano por el pago de impuestos, pero deshacerse en los hechos de sus obligadas responsabilidades? Con cada aberrante y desajustada declaración, Jacinto González se deflagra y devalúa irremediablemente.
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