Storybakers:
X: la red en “declive” que tuvo la carta de Biden que todos los medios buscaban y el anuncio del nuevo seleccionador mexicano
Terapeuta de contenidos. Innovación en medios. Obsesivo de la Creator Economy. Hago medios para los lectores, para las empresas y para mí.
23 de julio de 2024
Storybakers:
La venganza ha sido dulce.
Aún más porque se trata de la elección de un tercero antes que de una estrategia propia.
Joe Biden ha optado por publicar en X la carta renuncia que ya hubiera querido cualquier medio para sí.
En los reportes noticiosos, X ha tenido que ser citado como ese espacio en el que se ha dado la noticia mundial.
Para la industria de los medios, X es una plataforma en decadencia.
Desde que llegó Elon Musk se le ha dictado sentencia de muerte.
Se habla de su irrelevancia.
De los cambios algorítmicos que han afectado la experiencia del usuario.
De su incapacidad para monetizar.
Y aún así el presidente en funciones de Estados Unidos ha optado por publicar desde su cuenta de X la oficialización de su renuncia a la opción de reelegirse.
Un par de días después, en México, la Federación Mexicana de Futbol utiliza X como una de las redes en que anuncia de forma oficial la integración de su nuevo cuerpo técnico.
No convocó a conferencia de prensa.
No le dio la exclusiva a ningún medio de comunicación.
Optó en cambio por comunicar al mismo tiempo a aficionados y medios su decisión de llevar a Javier Aguirre como técnico y a Rafael Márquez como asistente de cara al Mundial 2030.
El funnel de la información ha cambiado.
Antes los medios equivalían a descubrimiento.
Era ahí donde te enterabas de lo que acababa de ocurrir.
Pero ahora las fuentes deciden comunicar por cuenta propia lo que antes pasaba por un intermediario.
Los comunicados iban directo a las bandejas de entrada de los medios para que estos se encargaran de amplificar.
Pero ahora los comunicados son para el público en general.
Ese breaking news presenta una segunda capa.
Esa que consiste en los racionales para haber tomado tal o cual decisión.
De forma creciente, esa segunda capa se produce también a través de redes sociales.
La Federación Mexicana de Futbol, por ejemplo, no emite un comunicado de prensa.
Publica un video en el que por más de seis minutos explica, a través de su presidente ejecutivo y el director deportivo de la Selección Mayor, los racionales que llevaron a la destitución de Jaime Lozano y a la llegada de Márquez y Aguirre.
En publicaciones posteriores, la propia Federación Mexicana de Futbol comparte aspectos que para ellos resultaron cruciales en la toma de decisiones.
Hace clipping de los anuncios y argumentos expresados e el video principal.
Aquí, por ejemplo, el segmento de Duilio Davino hablando de los fundamentos deportivos que siguieron para elegir al cuerpo técnico.
Si a los medios se les elimina el protagonismo tanto en el hecho o anuncio como en los racionales, les queda la tercera capa.
La del análisis e inmersión en la historia.
Ahí los medios siguen dando mucho de qué hablar.
Pero aún ahí encuentran competencia con los creadores de contenido.
Ellos, como los medios, analizan lo que ha ocurrido.
Lo hacen con la ventaja de poder opinar sin tantas ataduras y formalismos.
Lo hacen sin tener que usar los términos tan propios del periodismo como “primer mandatario, jefe de estado o gobernante”.
El mensaje de Biden y estrategias como las de la Federación Mexicana de Futbol reflejan el menudo culebrón en que está la industria de los medios.
No hay un solo nivel de su relevancia social que no se encuentre comprometido por actores terceros.
Por las fuentes mismas.
Por su capacidad de crear contenido.
Y por creadores que por convicción o por mera tendencia se montan a opinar, analizar y explicar todas aquellas historias que trascienden a la gran audiencia.
Elon Musk ha sostenido en numerosas ocasiones que los medios tradicionales son demasiado lentos.
Tiene, en parte, razón.
Pero la pérdida de poder de los medios no pasa sólo por ahí.
Pasa también porque en la mente de organizaciones y figuras de la vida pública no tiene mucho sentido entregar su narrativa a un tercero cuando puede construir la propia.
Esa elección no está libre de riesgos.
Las organizaciones y figuras que eligen un camino de centralización se exponen a la reacción adversa de los medios.
A que se produzcan más críticas y cuestionamientos.
Pero son cada vez más los que optan por esa ruta.
Así lo hizo López Obrador durante su periodo presidencial.
Así lo ha hecho Donald Trump con sus mitines que se viralizan.
Así ha decidido hacerlo Joe Biden en el mensaje más importante de los últimos años.
Y así lo hace la Federación Mexicana de Futbol en el peor momento deportivo de la Selección Mexicana en las últimas décadas.
Para los medios no son más que malas noticias.
Les toca competir en medio de la sobrepoblación.
Una sobrepoblación que se manifiesta en todas las capas de su quehacer creativo e informativo.
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