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René, a tres años de su partida…

Epístolas Surianas

René, a tres años de su partida…

De Julio Ayala Carlos

 

DE VIVIR RENÉ JUÁREZ CISNEROS, EL PRI NO ESTARÍA en la situación que está. Mínimo le habría metido unas cachetadas guajoloteras a Alito, y a Añorve por igual. Por hambrientos. El PRI estaría fuerte, unido, y con la gubernatura del estado. Alito no estaría en la dirigencia nacional, y Añorve, Manuel Añorve, no se habría reelegido. ¡Cuánta falta hace, no sólo en Guerrero, sino en el país!

Al menos tres priístas coincidieron con lo anterior, quienes al igual que otros se congregaron en la sede de su partido, en donde se recordó al exgobernador en el tercer aniversario de su muerte. Organizado el evento por el aún dirigente estatal, Alejandro Bravo, la asistencia fue escasa, raquítica, se diría, casi casi como la votación obtenida en las urnas el 2 de junio pasado.

Así es. Hace 3 años, en pleno proceso electoral, federal y estatal, René Juárez Cisneros falleció, víctima del Covid, luego de haberse infectado en una reunión realizada en Tixtla. En esos momentos era el coordinador de los diputados federales del PRI, partido del que había sido su dirigente nacional y estatal. Poco antes había sido subsecretario de Gobernación, senador de la República, y años atrás, gobernador del estado, secretario de Planeación en la entidad y alcalde de Acapulco.

Juárez Cisneros era un político completo. Lo único que le faltó ser fue Presidente de México. Precisamente por eso, no sólo era respetado al interior del PRI, sino también, hay que decirlo, fuera de él, incluso por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien al conocer su fallecimiento lamentó su partida, además de reconocerle su aporte a la democracia y a la gobernabilidad del país.

Era, además, un hombre derecho. Con visión de Estado. Honesto, y solidario. Venido desde abajo, valoraba el esfuerzo, y por supuesto, la palabra. Su partido, el PRI, era el transformador del país, el creador de sus instituciones, el valuarte de la democracia, y de la gobernabilidad. Creía, como muchos otros, en la militancia de su partido, a quien había que consultar para tomar las mejores decisiones. Hay que respetar el sentir de la militancia y la de los simpatizantes, decía.

Pero ocurrió que la pandemia del Covid se lo llevó, y con él e fueron sus enseñanzas, su visión de partido, su compromiso con la militancia y con el país, de tal forma que en tan sólo tres años de ausencia, en el PRI no sólo hay un retroceso, sino que al no existir el único hombre con visión de Estado, volvieron los viejos vicios, y el tricolor volvió a ser secuestrado por los mismos que a lo largo de los años, se enriquecieron con él, lo convirtieron en un patrimonio familiar y una agencia de colocaciones.

Hay que decirlo. De existir René Juárez, el PRI, su partido, nunca se hubiera convertido en lo que hoy es. Un partido con la más raquítica votación en su historia, producto de la corrupción de sus dirigentes que se alejaron de la militancia. Si René Juárez viviera, Alito, Alejandro Moreno, se hubiera ido del partido antes de que lo llevara a la debacle, y no estuviera hoy tratando de reelegirse en la dirigencia con la complacencia de quienes, como él, viven de los cargos del tricolor.

Sí. Si René Juárez aún estuviera, sería otro el futuro de su partido. Tampoco hubieran renunciado a él, senadores, diputados y exgobernadores, y en Guerrero como en todo el país, aún sería un partido fuerte. Gobernaría el tricolor el estado, y el exmandatario estatal, Héctor Astudillo Flores, así como el exalcalde de Chilpancingo, Mario Moreno, seguirían militando en él, y claro, Manuel Añorve no se hubiera reelegido en el cargo de senador, sino que el espacio sería para priísta con méritos.

“La ni la ching…as”, le hubiera dicho al senador que hoy se ha adueñado del partido, y al igual que a Alito, le hubiera dado unas cachetadas, por hambrientos.

Pero no. René Juárez ya no existe. Sí. Cuánta falta hace “el negro”, como orgullosamente se reconocía.

Por supuesto, hay que decir que en el PRI, no todo está perdido. Aunque pocos, hay priístas que tienen visión de partido. Son honestos, y aún confían en que pueden hacer que el partido vuelva a sus orígenes. Tienen fe, compromiso, y convicción de servicio.

 

Comentarios: ayala.jc.30@gmail.com

 

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