Victoria’s Secret Fashion Show: el poder del contenido para generar un comeback inesperado
Storybakers:
El Victoria’s Secret Fashion Show está de regreso.
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Logró, tras múltiples intentos por reinterpretarse en medio de la lucha feminista, dar con el tono y el formato adecuado para recuperar su impacto al tiempo que visibiliza distintos tipos de belleza.
Después de seis años de intentos frustrados, Victoria’s Secret parece haber dado con la tecla que conecta su esencia con las nuevas demandas sociales.
Lo ha logrado antes, por ejemplo, que Playboy en su lucha por volver a ser lo que fue sin tropezar con los nuevos paradigmas y valores que nos mueven como sociedad.
Mientras que Playboy intentó encontrar su espacio lanzando una plataforma a lo Only Fans para que creadoras pudieran monetizar contenido erótico y desarrollando experiencias en el metaverso, Victoria’s Secret procuró dar pasos con cautela hasta reformular un show tan icónico que su desaparición, para muchos, representaba su decadencia absoluta en medio de marcas de belleza inclusivas lanzadas por celebridades.
El de Victoria’s Secret puede no ser un triunfo definitivo.
Es aún demasiado pronto para concluir si las buenas impresiones en el regreso del Victoria’s Secret Fashion Show perdurarán o si terminarán ganando las opiniones que aún se escuchan respecto a que su abrazo a la diversidad y a los nuevos paradigmas de belleza no son más que oportunismo comercial.
El del Victoria’s Secret Fashion Show es un producto tan icónico que puede equipararse con el éxito e inversión constante de Red Bull como una fábrica de contenidos.
Si Red Bull se garantizó viralidad mundial sin invertir en publicidad con el salto de Felix Baumgartner desde la estratósfera, Victoria’s Secret moldeaba el estereotipo de belleza a través de su Fashion Show.
Hubo errores en el camino para reconfigurarlo.
Intentos fallidos que por cumplir con las demandas sociales perdían su impacto mediático.
El Victoria’s Secret Fashion Show intentó volver en forma de documental hace un año.
Lo hizo a través de Victoria’s Secret: The Tour.
Ahí destacó cuatro colecciones de diseñadores y artistas independientes de Bogotá, Londres, Tokio y Lagos.
El documental fue narrado Gigi Hadid con la aparición de modelos como Naomi Campbell, Quannah Chasinghorse y Winnie Harlow.
Como producto mediático, más allá de lo anecdótico de su regreso en forma documental, pasó desapercibido.
El trailer en youtube no registró más que 230 mil reproducciones.
En Prime Video no se produjo un consumo lo suficientemente representativo como para que fuera un éxito.
Los comentarios en ese entonces fueron más bien críticos.
Hablaban de una pérdida de identidad.
De una traición a lo que era Victoria’s Secret por cumplir con la agenda social.
Un par de años antes, la forma de reinterpretarse de Victoria’s Secret fue la de convertir a sus “ángeles” en embajadoras.
Escogió en ese momento a la futbolista estadounidense Megan Rapinoe, a Eileen Gu, esquiadora de estilo libre chino-estadounidense de 17 años, a la modelo plus size Paloma Elsesser y a Priyanka Chopra.
Ambas iniciativas fracasaron.
¿Qué fue distinto en esta edición del Victoria’s Secret Fashion Show?
La combinación exacta entre lo que siempre había representado Victoria’s Secret como marca y la apertura orgánica a modelos de talla grande y de múltiples edades.
Y la estrategia multigeneracional que llevó a Lisa de Blackpink y a Cher a protagonizar momentos musicales.
Por la pasarela desfilaron modelos icónicas como Tyra Banks, Adriana Lima y Gigi Hadid.
Pero también Ashley Graham, quien reconoció a la marca por haberle permitido encontrar la vestimenta que al tiempo que proyectara sensualidad estuviera acorde a su realidad como madre de tres hijos.
La nostalgia, como suele ocurrir en últimos tiempos, fue también un factor clave al ver a Victoria’s Secret avalada por la presencia tanto de Tyra Banks como de Adriana Lima, además de Alessandra Ambrosio y Kate Moss, después de años de no participar.
Así se ve el nuevo Victoria’s Secret.
La mayoría coincide en que éste sí que puede ser el nuevo camino para la marca.
El resultado en audiencia representa la mejor noticia para Victoria’s Secret en medio de la constante turbulencia financiera que ha enfrentado en los últimos años.
En su canal de YouTube registra más de 13.5 millones de views.
Fue también transmitido a través de Amazon Prime Video.
El gran golpe en la mesa que ha dado Victoria’s Secret se produce en un contexto distinto.
En los años de ausencia, pasamos del concepto único de belleza y relacionamiento en torno a una audiencia general, a un consumo de nichos y perspectivas diversas que llevan a que incluso los grandes sucesos suelan terminar encapsulados en el nicho.
Ahí es donde radica la oportunidad de Victoria’s Secret.
En algún punto, entre las batallas sociales y la pandemia, se pretendía que todo fuera para todos.
Que hubiera una corrección política universal que dejara a todos satisfechos.
En la práctica aquello nunca funcionó.
Siempre estaba el gran sector que no quería que todo cambiara.
Y el sector revolucionario que exigía que todo se fuera al extremo.
Victoria’s Secret, como muchas otras marcas, padeció tanto para encontrar el equilibrio que mejor acabó con su gran activación emblema.
En estos días, las batallas sociales continúan, pero hay cuando menos mayor entendimiento respecto a que pueden caber múltiples aproximaciones, ideologías y conceptos.
Victoria’s Secret lejos está de poder cantar victoria.
Pero si hacemos caso a este gráfico que relaciona el valor de las acciones de L Brands con el rating de su desfile, hay esperanza detrás de los conflictos existenciales que ha vivido la marca a últimas fechas.
Para Victoria’s Secret el Fashion Show representó la ocasión de levantar la mano y demandar atención cuando muchos ya la descartaban como alternativa.
El contenido tiene ese poder.
El de revivir marcas cuando muchos ya las daban por muertas.
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