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Trump vs Kamala: los creadores y podcasters le han ganado a los medios y las celebridades

The Muffin

Trump vs Kamala: los creadores y podcasters le han ganado a los medios y las celebridades

Mauricio  Cabrera

Storybakers:

Las elecciones en Estados Unidos marcarán un antes y un después para los medios.

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He escrito ya sobre cómo los podcasters y creadores se han robado la atención que antes los políticos les dedicaban a los medios.

He analizado el error estratégico de Jeff Bezos que le ha significado la pérdida de 250 mil suscriptores al determinar de última hora que el endorsement que el Washington Post hacía desde 1976 no iba más como una práctica del diario.

El propio Washington Post se ha encargado de publicar el efecto negativo de esa decisión.

Ya sea por no haber decidido publicarlo o, por como lo argumentó el propio Bezos, haberlo hecho a destiempo.

En el entorno electoral estadounidense está también a prueba el peso específico de las celebridades para influir en el voto.

Bad Bunny se ha montado a la causa de Kamala Harris.

O más bien, a la causa anti Donald Trump después de que el comediante Tony Hinchcliffe calificara a Puerto Rico como una “isla flotante de basura” en un mitin del candidato republicano.

La reacción de Bad Bunny fue compartiendo un video de 8 minutos.

Ahí se ríe del calificativo de basura que le adjudicaron a Puerto Rico con una serie de imágenes presentadas en un concierto en San Juan, pero que hasta ahora compartió para el resto del mundo.

A esa reacción de Bad Bunny se ha sumado Ricky Martin.

O la propia Taylor Swift, que después de que en Truth Social se compartieran imágenes falsas en las que se le veía apoyando a Trump decidió hacer público su apoyo a Kamala hace unos meses.

El choque entre Donald Trump y Kamala Harris es también el de las celebridades tradicionales contra el de los creadores de contenido.

Principalmente los creadores conversacionales.

Y es ahí donde Trump, en esta arena en particular, termina ganando.

Porque mientras que gestos simbólicos como el de Bad Bunny o Taylor Swift ganan atención mediática durante horas para después caer en el olvido, a Trump lo respaldan voces menos reconocidas a nivel mundial pero con, potencialmente, mayor influencia en la escena electoral.

Para efectos del voto, es posible asumir que Joe Rogan influye más que un mensaje de Taylor Swift.

No porque Joe Rogan sea más que Taylor Swift, sí porque el tipo de contenido que genera y la audiencia a la que llega en el terreno de la manifestación social es más arraigado que el beneficio tangencial que pueda tener Taylor Swift con millones de swifties que si bien escuchan su mensaje al respecto, la siguen por su música o por su estilo de vida, no por sus preferencias políticas.

A Taylor Swift la manifestación de ese apoyo le representó ponerse en medio de la polémica.

Entre los fans que abrazaron ese posicionamiento y los que se sintieron ofendidos al ver a Taylor Swift manifestándose en contra de Trump.

Tras dicho posicionamiento, los medios no pudieron ponerse de acuerdo respecto a las dimensiones de esa decisión tanto en la escucha de su música como en su número de seguidores.

Pero fueron numerosos los medios en Estados Unidos que consignaron una caída en los números de Taylor.

Sobre Joe Rogan no hubo este tipo de cuestionamientos tras la presencia de Donald Trump en su programa.

El éxito de dicha conversación es incuestionable.

Cuatro días después de haber sido publicado, el episodio entre Joe Rogan y Trump supera las 40 millones de reproducciones.

En él no hubo ningún tipo de moderación.

No hubo, por supuesto, ningún tipo de verificación en torno a los dichos de Trump.

Donald Trump mintió, de acuerdo a un ejercicio de fact-checking realizado por CNN, hasta en 32 oportunidades.

Sostuvo, incluso, que él fue el verdadero ganador de las elecciones que llevaron a Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos.

Aquella no fue la única derrota para Kamala Harris.

Joe Rogan, ante cuestionamientos respecto a si habría o no un episodio con Kamala, se lavó las manos argumentando que fue el equipo de Harris el que no tuvo disposición para realizar el episodio.

Que querían que él viajara en vez de hacerlo en su estudio.

Y que le estaban poniendo limitantes de tiempo.

A cambio, Joe Rogan terminará entrevistando a JD Vance, compañero de fórmula de Trump.

Vance, como ocurrió con Trump, aceptó las condiciones establecidas por Joe Rogan.

Si bien Joe Rogan es la más notoria figura, no es la única.

Dave Portnoy, de nuevo un creador no conocido mundialmente pero con una audiencia republicana por excelencia, ha dicho que votar por Trump es una obviedad.

Las elecciones en Estados Unidos ponen en contraste la fama contra la influencia.

El interés por las celebridades contra el arraigo ideológico que han desarrollado grandes creadores de contenido.

Si las encuestas apuntan a un empate técnico entre Trump y Harris, la conversación en redes y el impacto de las intervenciones de Trump en podcasts, lo dejan como claro ganador.

E día de las elecciones sabremos si pudo más el recordado triunfo de Harris en el debate presidencial que la vitrina muy bien capitalizada por Trump con creadores con una base republicana muy arraigada.

Si antes se decía que la diferencia entre las celebridades televisivas y los creadores era que estos últimos atendían mejor o conectaban más con sus comunidades, ahora podríamos decir lo mismo entre las celebridades de talla mundial y esos creadores que desde su casa siembran ideologías y supuestas verdades sin que importe si la razón les asiste.

No es sólo el choque entre Kamala Harris y Donald Trump.

Es también el de los medios establecidos contra los creadores.

El de las celebridades mundiales contra el de los creadores conversacionales.

Si me lo preguntan, han ganado los creadores.

Joe Rogan le ha ganado a Taylor Swift.

Y también al Washington Post y al New York Times.

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