LECTURA POLÍTICA
Polémica inacabada de la reforma al Poder Judicial
Noé Mondragón Norato
La historia de México está llena de infamias cuyos destinatarios han sido siempre los ciudadanos. Son ellos los que pagan los costos de las malas decisiones políticas. De los atropellos deliberados urdidos desde los sótanos del poder. De la negación reiterada de auténticas “sectas de iluminados” para renunciar a sus privilegios, prebendas y estilos de vida. De todos aquellos que son partidarios de las inercias y los inmovilismos. De quienes hicieron de las disputas irreconciliables por el poder y el dinero, su más motivante y estimulante botín. Es cuestión de pulsar la coyuntura.
PROPUESTA TARDÍA. – Este martes se decidirá lo que realmente pasará con la reforma al Poder Judicial. Porque el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Luis Alcántara Carrancá propuso desechar la elección de jueces y magistrados por voto popular. Y sólo aplicarla a ministros. Pero la propuesta, además de tardía, tiene sus bemoles: 1.- Los ministros de la Corte discutirán este martes 5 de noviembre ambos puntos. Con el agravante de que ese mismo día se desarrollará la elección de presidente en los Estados Unidos. Al final arguyen, se trata de proteger la constitucionalidad. Pero también de asegurar el pago a los ministros por su “haber de retiro” que implica una millonaria suma además de su pensión vitalicia. Ese dinero saldría necesariamente, del erario. De los impuestos ciudadanos. Con un agravante adicional: en toda la historia política del país, ningún ministro de la Corte ha sido asesinado por su trabajo. Incluso, corren más riesgo los jueces que los magistrados. ¿Por qué entonces la pensión vitalicia a los ministros de la Corte que se les canceló incluso, a los propios expresidentes del país? Se entiende que el senado, el Congreso de la Unión y los locales ya se le adelantaron al ministro Carrancá con la aprobación de la reforma al Poder Judicial. Pero al mismo tiempo, son esos mismos ministros los encargados de interpretar la Constitución. Y en ese punto, las cosas podrían alcanzar cierta polarización. 2.- Al generarse una controversia en ese sentido, muchas otras cosas que ya contempla la reforma podrían ser sometidas a discusión. Entre ellas la llamada “carrera judicial” bajo la cual se camuflan quienes ya adquirieron privilegios que no quieren perder. Y por supuesto, están bastante molestos con la misma. No ocultan su agravio. De entre todas esas prebendas una destaca: abre la puerta a los nepotismos, una variable de la corrupción política. Familias enteras han sido detectadas enquistadas en ese poder pretextando haber cursado “la carrera judicial”. Pero lo que no admiten es que han sido beneficiados por el magistrado o juez con cierta influencia y poder al interior de este. Se entiende entonces que hay muchas cloacas ocultas que se niegan a ser ventiladas. Y por eso el aferramiento a no querer que las cosas cambien. Utilizando como coartada, “la violación” a diversas leyes y a la propia Constitución. 3.- Los ministros de la Corte no admiten una verdad de Perogrullo: los juzgados de distrito son los que más trabajan. Los lugares donde la chamba se acumula por cantidades. El lugar donde se forjan muchos de los litigantes activos. Pero curiosamente, el Poder Judicial no autoriza la creación de más juzgados de esta naturaleza, por una obvia y elocuente razón: hacerlo significaría afectar los fideicomisos de ese poder público. Quitarles el dinero que aplican para conservar justamente, los privilegios de los propios ministros. Un tren de vida holgado y de primer mundo en un país con un sistema judicial de quinta. ¿Cómo entonces ponderar un mejoramiento en la impartición de la justicia con una infraestructura limitada para atender y hacer realidad “la justicia pronta y expedita”, así como desahogar las denuncias que se acumulan, archivan y esperan por la justicia ya no terrenal, sino divina? A ello se añade lo que todo mundo sabe. Es decir, que muchos jueces y magistrados −sino es que la mayoría−, tienen despachos jurídicos externos que “complementan” con su trabajo en el Poder Judicial. La explicación entonces aparece simple: todos los manoteos de los partidos políticos opositores, empresarios de gran calado, y los integrantes del Poder Judicial responden a un esquema inocultable: la pérdida de sus acuerdos y complicidades fraguados en la oscuridad. Vendiéndolos como “atentados a la autonomía” y hasta como “traición a la patria”. Una burda ironía que ahora se les revierte.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Al dirigente estatal del PRI y coordinador de fracción de ese partido en el Congreso local, Alejandro Bravo Abarca, lo ha tocado con fuerza la mala racha producto de su nulo oficio político. Primero, aceptó sin chistar, convertirse en el bibliotecario del Congreso sin que exista físicamente biblioteca alguna. Porque a diferencia de la biblioteca de Alejandría en Egipto, que fue incendiada por la intolerancia religiosa cristiana, la del Congreso local fue demolida por la corrupción que no alcanza a detectar autores. Pero destaca el exdiputado morenista Alfredo Sánchez Esquivel. Y luego, Alejandro votó por inercia y como si no estuviera en la sesión legislativa, a favor del principio de “supremacía constitucional” discutido el pasado jueves. El diputado de su partido, Jesús Parra lo obligó, en el punto inmediato al enojo, a corregir el sentido de su voto. Y así, el dirigente tricolor acumula yerro tras yerro.
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