+ Periodismo, un gremio hoy desunido
Socorro “Coco” Valdez Guerrero
Ciudad de México
29/11/2024
A 32 años de tu partida, te recuerdo a ti en ese fatídico 29 de noviembre del 92 y también a ellos, reporteros de la vieja guardia, que unieron sus voces para acompañar la mía.
Que apuntalaron mi libertad de expresión para fortalecerla públicamente, nunca silenciarla e impedir gritar juntos tu muerte.
Fue una libertad de expresión, sin permiso, que en el ayer abrazaron reporteros para exigir justicia por tu homicidio.
Una libertad de expresión que respaldó sin amordazar ni obligar al silencio por protagonismo individual.
Una libertad que hoy se acota en esa zona, bastión de la resistencia, que avergonzaría a Cuauhtlatoa, por ser el águila que habla.
Una libre expresión, que hoy se obliga a callar a capricho e intereses de unos cuantos.
Una libertad , que se trunca también en ese lugar, de nombre náhuatl, donde no se quiso escuchar y se obligó al silencio a conveniencia de aquellos que se frustran por no ser.
Es un aniversario de tu muerte, que me lleva a preguntar, ¿qué decir entonces hoy de la libertad de expresión? De esa que hoy prueba que también al periodista
¡AMORDAZA!
Qué gritar y exigir, cuando hasta entre nosotros, silenciamos por obtener utilidad pública.
Una libertad de expresión, que ayer se defendía y hoy, solo unos cuantos, la coaccionan.
Libertad que se acota para unos, y se excede para otros.
Esos que se creen paladines para decidir quien se expresa y a quien le hacen guardar silencio.
Fue un 29 de noviembre el que marcó mi luto, por tu muerte, igual que hoy revela la desunión gremial, que jamás frenará un festejo o premiaciones que solamente es para el ego personal.
Una libertad que ejercerla, provoca también menosprecio gremial, porque en lo oculto la impiden.
En fin, quien no entiende, tampoco comprende, que la libertad de expresión, no necesita permiso ni acepta bloqueos.
Sí, este 29 de noviembre, aunque moleste a unos y a otros, ejerzo la libertad de expresarme, sin implorar que la permitan o se escuche.
Sólo resta decir, que aunque se amenace silenciar, la libertad de expresión no se subordinada a voluntad personal de nadie.
Hacerlo así, es ser cómplice de quienes exigen libertad de expresión, como derecho, y la usan como manipulación, abuso y conveniencia.
La libertad de expresión no se implora para que se escuche ni está sujeta a intereses personales.
Para ser libertad, se ejerce con arrojo y dignidad en cualquier espacio, sin que
¡NADIE LA AUTORICE!
Mejor aprendamos a respetar el disentir, porque sólo quien ejerce el periodismo con vocación, y no el mercantil, camina sin las cadenas del egoísmo.
Sin los grilletes que evidencian frustración, odio y sólo beneficio personal.
Tan sabio Francisco de Quevedo, que advirtió:
“NO HE DE CALLAR POR MÁS QUE CON EL DEDO, YA TOCANDO LA BOCA O YA LA FRENTE, SILENCIO AVISES O AMENACES MIEDO”.