EN OPINIÓN…
Guerrero, en el trienio.
Para Manuel Sánchez Andraca, por sus 86 años de plena y fructífera vida.
1.- La acción gubernamental. Como Gobernador Moral del Estado de Guerrero lamento mucho informar que no hemos logrado obtener justicia, paz, fraternidad y el bienestar social anhelados por este noble, infortunado y lacerado pueblo sureño. Esperábamos tener un gobierno verdaderamente transformador de nuestras circunstancias adversas, pero el resultado ha sido todo un fiasco: registramos las cifras nacionales más altas de lo peor y una fuerte regresión en lo social, en la economía, en la gobernabilidad y en la seguridad rural y urbana. Nulos son los avances y muchos los retrocesos. No solo son producto de la incompetencia gubernamental estatal; la naturaleza también nos ha castigado severamente.
Los desastres naturales, las pérdidas materiales y las humanas; así como los deterioros e ineficiencias institucionales, se han dado en un marco de insensibilidad social, frivolidad, demagogia, ineptitud, mendacidad y teatralidad gubernamental, nunca antes vistas. Las estadísticas oficiales federales (INEGI) dan cuenta de la magnitud de lo pantagruélico y lo hace evidente el sufrimiento generalizado del ciudadano guerrerense.
Todavía no nos hemos desmoronado en nuestra caótica ingobernabilidad, porque el gobierno federal ha tenido que salir al quite de aquello que el mismo conformó: un gobierno estatal fallido y casi perdido. Hoy estamos postrados en vastos circuitos de sobrevivencia ciudadana.
Cierto, nuestro calvario social no empezó hace tres años, pero ha sido agravado en grado sumo durante este trienio; donde la acción pública huele a podrido y esta ladeada a favor de intereses individuales o grupales, soberbios, egoístas e incondicionales; en vez de fortalecer y optimizar las eficacias en el servicio público a un pueblo que se esfuerza con denuedo por conquistar el bien común social. La voluntad colectiva da fe del mito de Sísifo y del predominio de un Tánatos ensangrentado.
El Gabinete de trabajo gubernamental guerrerense es producto de una tómbola; por tanto, es la kakistocracia sureña (el gobierno de los peores) la más patética expresión del dedo flamígero del “Mesías del Sureste”, encubierto por el poder que ejerce el “Papá incómodo” tras el sitial que ocupa su hija, misma que está subordinada a sus designios.
2. – Hay una secretaría general de gobierno descabezada, por fracasada. Acéfala desde hace ocho meses; que no se ha cubierto como reflejo de un equipo de trabajo que, en su esencia, es inestable, en un estado federativo incendiado y fuera de control. Los cambios de titulares en la administración pública han sido pantagruélicos en estos tres primeros años.
En consecuencia, no hay orden ni ley ni economía local sana que sean respetadas, salvo aquellas que surgen de la criminalidad organizada, actuante en todas las regiones del estado. La prevención, procuración y administración de justicia, en sus diversos niveles, están en su mínima expresión. Hemos tenido levantamientos armados de tipo coyuntural de pobladores que claman y reclaman respeto a sus derechos humanos, seriamente lesionados. El crimen organizado se apropia íntegramente de territorios regionales mediante el terror.
3. – Las finanzas públicas. La gobernante constitucional recibió la actual administración estatal con las arcas públicas vacías, con fuertes adeudos de corto plazo y otras corruptelas de su anterior de fuerte impacto. Todo eso encubierto y revelado hasta tres años después. A la fecha no hay suficiente erario para solventar los deberes primos en un estado que acusa grave pobreza. El acudir cada fin de año a préstamos bancarios privados con tasas de interés onerosas, es práctica obligada para pagar sueldos, aguinaldos, proveeduría y otros.
Eso sí, siempre hay disponibilidad para gastos de representación oficial ostentosa y para el otorgamiento de dádivas que, junto con el bel canto y la atractiva vestimenta, integran el “pan y circo” en la “oclocracia sureña” de cada día (gobierno de las muchedumbres). El gobierno de Guerrero por su insolvencia es socorrido por los programas y recursos directos federales cual vejigas natatorias, para el consabido lucimiento con sombrero ajeno. La opacidad, la discrecionalidad y la deshonesta indisciplina en la operación de las finanzas públicas cumplen con el principio contable: “todo lo que entró, …salió.”
4. – La planeación regional. Cualquier plan territorial para realizarse requiere de disponer recursos materiales, económicos, tecnológicos y humanos, pero, sobre todo, voluntad política para concretar en los hechos los propósitos definidos de desarrollo social sustentable. La planeación en Guerrero ha sido reducida a plasmar en el papel meros sueños guajiros. Para muestra están: Plan Estatal de Desarrollo; Programa de Desarrollo de la Octava Región; Plan director de Desarrollo Urbano de la Zona de Acapulco y municipios aledaños, etc. Resultados medibles y relevantes, como producto de la planeación, no los hay.
5. – Seguridad pública y paz social. Han sido tres años de desastre total, con una estrategia sostenida a raja tabla con soberbia y engreimiento. Estamos colocados entre los estados de la república con mayor violencia, criminalidad, desapariciones de personas y traslados forzados de comunidades rurales, con señera impunidad. Somos un estado de alto riesgo permanente. ¡Triple Uf !
Colofón: “Transcurrido ya más de la mitad del sexenio guerrerense, no se advierte ninguna estrategia coherente de gobierno ni una respuesta eficaz ante los riesgos y la inseguridad.” (Abelardo Martín M.)
PD. Por el bien de Guerrero, usted gobernadora constitucional bien sabe lo que tiene que hacer.
porelrescate@outlook.com
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