LECTURA POLÍTICA
La alianza Victoriano-Rumbo
Noé Mondragón Norato
Lo que se está jugando es sobrevivencia de poder. Las ofertas discursivas, los cambios de carruaje político y las repentinas movilidades se instalan en ese carril. Porque las apuestas comenzaron a correr. Las aspiraciones de los personajes se convirtieron en moneda de cambio. Midiendo el valor real de cada uno de ellos en un tablero mercantil volátil, saturado de amenazas y que cambiará sistemáticamente. Basta con rastrear las pistas.
ADHESIONES A CONVENIENCIA. – De la mano del extinto perredista Armando Chavarría Barrera, el hasta ayer desempleado político David Jiménez Rumbo, creció a raudales. Como diputado local se entendió muy bien con el también extinto exgobernador priista René Juárez Cisneros. En su calidad de presidente de la desaparecida Comisión de Gobierno del Congreso local, le aprobó todas sus cuentas públicas. Muchos vigilantes de Casa Guerrero lo vieron salir con bolsas de dinero. Y cuando Chavarría fue asesinado en 2009, lucró políticamente con el caso. Le alcanzó no sólo para ser designado como secretario de Desarrollo Social en 2011 −casi un año duró en el cargo−en el trienio del exgobernador Ángel Aguirre, sino para que le fuera otorgada la diputación federal plurinominal perredista por la quinta circunscripción en la elección de 2015.
Y de ahí se apagó. Lleva seis años consecutivos en la fría banca. Con el agravante de que el exgobernador Zeferino Torreblanca Galindo le ganó una demanda por daño moral. Rumbo lo acusó reiteradamente de ser “el autor intelectual” de crimen contra Chavarría. Zeferino lo obligó a pagarle más de cinco millones de pesos. Lo del agua, al agua. De ahí se abre lo demás. 1.- Jiménez Rumbo no alcanza a procesar la película: como beneficiario reiterado de Armando Chavarría, jamás tendió un puente político y de entendimiento sólido con el senador Toro. Y cuando AMLO les pasó la charola a todos los senadores perredistas tras perder la elección presidencial de 2006 frente al panista Felipe Calderón, fue uno de los primeros que lo denunció. Y se negó a cooperar “para la causa”. Con esos antecedentes, ¿cómo pretendía abrir los candados para ser admitido en el Morena? El senador Toro ciertamente, le dio esperanzas. Pero en política estas se intercambian fácilmente por la frialdad y la desazón. La indiferencia y el aislamiento político de valores entendidos. Y eso es justo lo que Jiménez Rumbo recibió en pago. Poco importa que manotee y grite que “no lo tomaron en cuenta a pesar de haber ayudado al senador Toro”, pero también a la fracasada en gobernanza pública y alcaldesa de Acapulco, la morenista Abelina López. Al final de cuentas, el pasado político le está pasando la factura. 2.- Al tomar protesta como coordinador municipal del PT en Acapulco, Jiménez Rumbo se dio aires de reformador que nunca ha mostrado. Y aseguró que “voy a refundar al PT como una organización incluyente y plural”. No entiende que refundar significa cambiar toda la estructura de una maquinaria vetusta e inservible. Y la del PT con su dirigente estatal Victoriano Wences Real, se volvió obsoleta y descontinuada. Por la corrupción imperante en dicho instituto político. En realidad, el ex chavarrista busca una tabla de salvación −que ya encontró en ese partido− para regresar por viejas glorias salpicadas por los generosos presupuestos públicos. Esa es la única refundación a la que apelan discursivamente los demagogos que ni siquiera a sofistas llegan. 3.- Si se mira bien, la alianza de Jiménez Rumbo con Victoriano Wences tiene la intención de comenzar a cuajar un frente anti-toro. Es decir, y como Victoriano ya se abrió de capa para ser postulado como candidato a gobernador por el PT, al final de cuentas y cuando las cosas no se le den en ese sentido −porque está claro que no se le darán−, terminará declinando por la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, quien es a su vez, una aliada política soterrada de Jiménez Rumbo. El dueño del PT en Guerrero meterá presión para condicionar la alianza entre Morena-PT-Verde. Y en corrillos políticos trasciende que es la alcaldesa de Acapulco quien paga los cerca de diez guaruras que cuidan a Jiménez Rumbo. La trama contra el proyecto político del senador Toro no sólo comienza a operar dentro de su propio partido el Morena, sino que los aliados externos como el PT, están lanzando la apuesta, mandando señales de rupturas muy temprano y encareciendo la negociación. Pero el reloj político tiene aún mucha cuerda que jalar.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Una chispa incendia la pradera política del Morena. Y esta la provocó el senador de ese partido Adán Augusto López. En medio del intenso fuego aparece la cabeza del diputado Ricardo Monreal Ávila, a quien le endosan un desfalco por 150 millones de pesos. Y en la negociación para apagarla se metió Gerardo Fernández Noroña, quien también busca meterse en la sucesión gubernamental de Guerrero en 2027, a través de su cuadro, el ex diputado federal Rubén Cayetano García. El momento político podría ser propicio para varias cosas. Incluida una eventual expulsión del partido guinda de Ricardo Monreal. Algo que nunca operó el expresidente AMLO a pesar de las evidencias sobre corrupción de algunos de sus exfuncionarios. ¿Lo hará Claudia?
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