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Los medios van all-in con la IA; ¿de verdad están abrazando la prioridad correcta?

Los medios van all-in con la IA; ¿de verdad están abrazando la prioridad correcta?

Mauricio Cabrera

Storybakers:

No sé si es lo correcto.

Presiento que no por más lógico que parezca.

Convertir la IA como prioridad tiene sentido a partir de la revolución que representa.

Los que no la entiendan y aprovechen quedarán en franca desventaja.

No dedicar tiempo y esfuerzo a atenderla podría representar la muerte.

Así lo asumen la mayoría de líderes de medios encuestados por el Reuters Institute para dar con las predicciones del 2025.

Un 56% ha dicho que sus principales esfuerzos pasarán por la inteligencia artificial.

Es, hay que decirlo, la respuesta que corresponde.

El líder que no respondiera ello, aún sin estar convencido, quedaría expuesto como un miope incapaz de ver lo que está ocurriendo.

Pero la IA tiene también un potencial destructivo.

A diferencia de las redes sociales, la inteligencia artificial no supone por ahora un extravío significativo en la distribución de nuestro contenido y en la portabilidad o posesión de nuestra audiencia.

Si bien la búsqueda conversacional ha comenzado a dar pasos que obligan a preguntarnos si las búsquedas acabarán reducidas a una plática que resuelve todo, por ahora la amenaza no es tan tangible como la inminencia de esas audiencias que supuestamente siendo nuestras son, en realidad, de las plataformas tecnológicas que hospedan, distribuyen y monetizan nuestro contenido.

Pero la inteligencia artificial generativa conforme más prioritaria se vuelva, mayor contenido terminará produciendo.

Hasta ahora, se asume que la gran mayoría de los medios sustentan su existencia en el contenido escrito.

No es inesperado, por tanto, que muchas de las exploraciones al interior de los medios pasen por desarrollar más contenido, a menor costo y con cada vez menos intervención humana.

La problemática va más allá de si ese nuevo exceso de contenidos lo firman o editan manos humanas o tecnológicas.

El problema de fondo es que eso que los medios ven como una oportunidad histórica para producir más y tener aún más alcance que aquel con el que ya cuentan no hará más que comoditizar aún más a la industria.

Para que la inteligencia artificial de verdad lleve a los medios a un mejor lugar se requiere un cambio de paradigma para el que los grandes líderes no parecen estar preparados.

Y quizás, sólo quizás, ni siquiera conscientes.

La inteligencia artificial al interior de los medios tendría que ser empleada para complementar y mejorar el producto existente.

Para contar historias que de otro modo llevarían demasiado tiempo.

Para hacer posible que el presupuesto no sea una limitante al explorar nuevas formas de contar historias.

Nuevas formas de conectar con la comunidad.

La inteligencia artificial avanza a tal ritmo que la interrogante no es si podrá replicar al humano sino cuándo.

Lo escrito, principalmente lo informativo, ha sido y será de los primeros formatos que puedan ser replicados por las máquinas.

Previsible dado que a los periodistas se nos educó para seguir la estructura de la nota informativa.

Incluso si un medio llega a dominar la realización de videos con inteligencia artificial, lo más probable es que casi en simultáneo otros tantos medios hagan lo mismo.

Dicho de otra manera, la carrera no es diferencial.

Es para no quedarse atrás de un pelotón de corredores que seguirá exactamente la misma ruta.

Ante este escenario, ¿debe o no la inteligencia artificial ser la prioridad?

Porque en esta era de la tecnología como poder hegemónico lo que más podría llegar a sobresalir es el más primitivo de los formatos.

El de la conversación humana.

El de la interacción.

El del cara a cara.

De hecho ya está ocurriendo ese abrazo a lo humano.

Una de las grandes quejas respecto a los medios actuales no pasa tanto por su falta de adopción tecnológica como por su incapacidad para visibilizar marcas personales, desarrollar propiedad intelectual a partir de ellas y conectar con la audiencia.

De ahí el éxito de los creadores por encima de los medios en su relación con la comunidad.

De ahí el éxito de los canales de streaming en Argentina.

De ahí la avenida que se abrió para que formatos como la Kings League encontrarán un nuevo modo de vivir el deporte.

O de crear un nuevo deporte.

Los medios, de acuerdo a la misma gráfica compartida líneas arriba, tienen claro que el video ha de jugar un rol preponderante en su apuesta.

Ahí están en fila YouTube, TikTok e Instagram.

Lo que no queda claro es si esa priorización pasará por de verdad conectar con la audiencia o por el volumen a destajo.

Volumen, por cierto, idealmente conseguido a través de la inteligencia artificial.

Desde que digital se cruzó por nuestro camino, la prioridad en las redacciones ha sido la tendencia de moda.

Silicon Valley nos ha vendido que debíamos apostarlo todo al audio.

Y todo para que su mayor ventana fuera a través del video.

El mismo Silicon Valley, principalmente a través de Facebook, nos entusiasmó con el potencial de los chatbots.

Y al final ese momento pasó sin pena ni gloria para Facebook y para los medios que en algún momento tuvieron una iniciativa al respecto.

La inteligencia artificial es diferente.

Con la inteligencia artificial generativa se obtienen resultados tangibles.

No es la apuesta de una sola corporación queriéndonos vender su verdad.

Es una realidad que nos amenaza más allá de nuestra profesión.

Es una realidad que nos amenaza como especie.

Más vale comprenderla que ignorarla.

Más vale abrazarla que rechazarla para cuando menos ser parte de quienes construyen el nuevo mundo.

Pero pensar que la inteligencia artificial transformará para bien a la industria de los medios es olvidar lo que nos enseña el pasado.

Todo aquello que aprendan a hacer los medios con la IA, lo aprenderán a hacer las propias tecnológicas por cuenta propia.

Cada que un medio se ha presentado como una empresa de tecnología, termina viendo su valor pulverizado y despidiendo gente.

Le ha pasado a BuzzFeed.

Le ocurrió en cierto sentido a Vice.

E incluso al Washington Post cuando desde Amazon le señalaban que el camino era crear un editor todopoderoso a través de Arc.

Dominar la IA será un camino para ser eficiente, para no quedarse atrás y para experimentar con nuevas realidades.

Pero no será la solución definitiva a una industria que mientras se apoya en la tecnología, entiende que ésta misma la ha puesto en jaque.

Los medios, a pesar de las asombrosas capacidades de la IA, tendrían que priorizar el contacto humano.

El poder de la conversación.

El desarrollo de propiedad intelectual que los haga visibles más allá de cualquier algoritmo habido y por haber.

De no ser así, la inteligencia artificial provocará una crisis aún peor que la del 2018 cuando Meta decidió que las noticias habían dejado de importarle.

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