LECTURA POLÍTICA
¿Regresar al PRI el gobierno de Guerrero?
Noé Mondragón Norato
En la radiografía del poder, ganan elecciones aquellos que construyen cuando menos tres puentes: el de la popularidad que suma adeptos progresivos y cuesta años construir; el de las alianzas con otros partidos y actores políticos que ponen a prueba las capacidades de negociación y de encontrar los equilibrios; y el de la aplicación estratégica del dinero, que debe ser suficiente para encarar las campañas electorales. Es justo lo que muchos de los aspirantes al gobierno estatal de Guerrero para la elección de 2027, no tienen. Apelan exclusivamente al favor que les puede hacer la marca partidista. Y al virtual “dedazo” de la presidenta Claudia Sheinbaum. Es como levantar la mano pidiendo participar, pero sin haber realizado la mezcla correcta para edificar y trazar esos puentes. El pulso de coyuntura así lo está marcando.
¿CEDER GOBIERNO AL PRI? – Si se mira bien, el desgaste de algunos aspirantes al gobierno de la entidad se mide precisamente por su exposición prolongada al poder. Pero es también una forma de alcanzar el posicionamiento de su figura al interior de la colectividad. Por el otro lado están aquellos que no son conocidos. O su trabajo político ha pasado desapercibido. Porque no ha impactado positivamente en las mayorías. De ahí se abre lo demás: 1.- Los triunfos y las derrotas electorales tienen también sus arreglos en las cúpulas del poder. El caso de la elección de Coahuila −celebrada junto con la del Estado de México el 4 de junio de 2023− podría aplicar ahora en Guerrero. En aquella entidad norteña, el Morena se dividió. El entonces subsecretario de Seguridad Pública Federal del expresidente AMLO −un cargo que ahora ostenta Estela Damián, aspirante a gobernadora de Guerrero “por su amistad y cercanía” con la presidenta Claudia Sheinbaum−,

Ricardo Mejía Berdeja, no aceptó los resultados de la encuesta que dieron como ganador al finado senador morenista Armando Guadiana Tijerina. Decidió entonces registrarse como candidato a gobernador por el Partido del Trabajo (PT). El priista Manolo Jiménez Salinas ganó la elección. Es el gobernador constitucional de Coahuila hasta el 2029. La elección, sin embargo, estuvo marcada por la sospecha: el Morena decidió canjear Coahuila, a cambio de ganar el Estado de México rumbo a la elección presidencial de 2024, pues es la entidad con el mayor padrón electoral del país. 2.- En Guerrero se están moviendo muchos actores priistas en la definición del candidato a gobernador. No hay una elección presidencial en puerta, pero subyace un prurito de poder bastante obvio: la presidenta Claudia Sheinbaum intentaría desprenderse para el 2027, de la influencia política del expresidente AMLO. Necesitaría en consecuencia, a un miembro afín al PRI como aliado y gobernando la entidad. No a un morenista. Y por eso todos los negativos se le están endosando al senador Toro, el puntero en las encuestas y a quien también le aplicaron con evidente dedicatoria, la ley anti-nepotismo aprobada el pasado domingo en los estatutos de la militancia morenista. La lógica parece simple: si en Coahuila perdió Armando Guadiana, quien lideraba las encuestas internas del Morena a gobernador −pero tuvo en contra la influencia del gobernador priista y actual senador por ese partido, Miguel Ángel Riquelme Solís− ¿por qué razón no perdería el partido guinda el gobierno de Guerrero ante el PRI si la presidenta así lo desea y así lo podría estar pactando con el dirigente nacional de ese partido, Alejandro Moreno Cárdenas? ¿Es más fuerte una encuesta o la soterrada e inconfesable decisión presidencial? 3.- En este escenario, el punto vulnerable del Morena sería justamente ese: postular como candidato a gobernador a un sacrificable. Es decir, aquel con un perfil electoral no ganador, con menos activos de popularidad comprobados, resultados negados sistemáticamente en su quehacer público y político y negado a impugnar −por consigna política y no por decisión personal− la elección de gobernador de 2027 ante una eventual derrota electoral. Lo anterior explicaría la construcción del muy temprano escenario caracterizado por la aguda polarización política y de división interna en el Morena. Y también el silencio prolongado del senador tricolor Manuel Añorve Baños y todos sus aliados del poder −incluido el exgobernador Ángel Aguirre−, como forma de resguardar su imagen. Y de amarrar en firme, sus alianzas soterradas con sus opositores morenistas. Es un escenario altamente posible.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Acertada y oportuna se muestra la iniciativa de reforma al artículo 246 del Código Penal del estado de Guerrero, presentada ayer por el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, el morenista Jesús Urióstegui García. Se trata de castigar severamente el despojo orquestado por verdaderos delincuentes que intentan apropiarse de aquellas propiedades y patrimonios que no son suyos. Y que actúan, sobre todo, contra el sector vulnerable de los adultos mayores, como en el caso de la calentana guerrerense Carlota, quien defendió a balazos su propiedad ubicada en Chalco, Estado de México. Está claro que el Estado mexicano debe defender la vida y las propiedades de las personas. Y con esta iniciativa, el Morena se reivindica como partido ante estos atropellos que cada día suben −ante el imperio de los vacíos legales pero que hoy se están llenando− en las estadísticas delictivas.
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