¿Chilango de la Pensil, jugando contras?

El voyerista

• ¿Chilango de la Pensil, jugando contras?

Por Alfredo Guzmán

 

Alcanzar la vejez (71) años, es pensar que la vida es un regalo de la naturaleza del que nunca se imagina uno llegar, luego de que siempre ha jugado a las contras. Aferrado, terco, insumiso, rebelde, sin saber pelear, pero que la experiencia nos dota de suerte, para esquivar los golpes de la vida a partir de generar una imagen de poder, que ayuda.

 

Hoy que me recuerdo brincando los charcos, luego de la lluvia allá en mi pueblo de Tacuba y para más precisión en la colonia Pénsil, con ganas enormes de vivir y conocer el mundo. Recuerdo que antes de pavimentar las calles, allá por los 60s, me encantaba enlodarme, después de las lluvias.

 

Hasta la fecha, sigo pensando que el lodo limpia y por eso acudo cuando puedo al temazcal.

 

Caminar por los lagos Azul, Chairel, San Pedro, Suiza, Chapultepec, la Curva, la Argentina, Zumpango, Yojoa, La Unidad, ir a Chapultepec, pasear por Polanco, en fin, cosas de mi pasado. Caer en el Torito, ir a las chicas de Tacuba, en fin.

 

Estudiante irregular, luego de que fui expulsado de la secundaria ETIC 78 de lago Ness y de la preparatoria 4 de Tacubaya, por enfrentar con determinación, lo injusto. Terminar la preparatoria en Guerrero, 10 años después. Inscribirme hasta los 40s a la facultad de Comunicación en Guerrero, por orden de mi última compañera y culminar 4 años después con excelente promedio, se dice fácil, pero establece que termino lo que empiezo.

 

10 años en la nota roja, ayudan a conocer el bajo mundo y sus actores. Ser el único periodista de los años 90 que entraba a la PGR de Chilpancingo, Guerrero y acudir por invitación a unos 20 operativos aéreos, y en caravana armado con un bate de béisbol y conocer a todos los delegados y subdelegados (comandantes) de todas las policías, distinguía.

 

El voyerista, mi columna ha sobrevivido etapas complejas, difíciles, hasta las de comer con manteca.

 

Por Comunista no entraba a Casa Guerrero, hasta que gané con una columna el Premio estatal de periodismo con Ruiz Massieu, pude saber qué se hacía, cómo, quiénes y porqué.

 

Hoy el sombrerito y en ocasiones el puro, caminan por los caminos de Guerrero. Los estragos de la vida, me han dejado con problemas en los oídos. Escucho mal, pero aún alcanzo a tener control de conversaciones, pero si hay mucho ruido, ya no.

 

Veo bien, a quien chingar y a quien no.

 

Agradecido de la vida y de las compañeras, Leticia y Elia, que vivieron lo más complejo de una persona soberbia, mentirosa, valemadrista, encantadora en dosis pequeñas y agresiva por naturaleza, pero sin golpear a una sola mujer con golpes, quizá con palabras, pero nada más.

 

Camino diario, casi 4 km, como lo que sea, no tengo enfermedades degenerativas, más que la alta presión y un poco la sordera.

 

Siempre que me preguntan cómo estoy, respondo de inmediato “vivo” y le anexo, “lo demás me vale madre.” No digo eso, pero casi.

 

Orgulloso de mis tres hijas Irán Andira, Argelia Kalinka y Ana Margarita, además del varón Álvaro Alfredo, todos a diferencia mía con título universitario, contrario a mí, que me niego a tramitarlo, porque quieren que borre la z del apellido materno de mis documentos académicos.

 

Me tardé 2 años en tramitar todos los documentos personales a los requerimientos legales. 

 

20 años de viajar por medio mundo en Europa, parte de Asia, nada de África, casi todo Latinoamérica me dio risa que no me quisieran renovar el pasaporte, porque la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo digitalizó las actas y cambió la z por s.

 

Aquí estoy, un 4 de junio de 1954 salí bien encabronado gritando porque tenía hambre, allá por el Gabriel Mancera, hospital de los trabajadores.

 

Hoy sigo caminando, con la misma hambre y agradezco a todas y todos quienes me han tenido que soportar.

 

Gracias Margarita Espinoza Flores, mi madre, a mi padre Lorenzo Guzmán Serna, a mis hermanas y hermanos a Leticia Méndez Pérez, primera esposa, a Elia Moreno del Moral, mi domadora. A todos y todas, gracias. Por su tolerancia.

 

Sigo aferrado a no beber, luego de mis excesos en placeres de la vida, incluido alcohol y algunas drogas. Ya cumplo 10 años.

 

Respetado y odiado por gobernantes y políticos. Los que me odiaron son corruptos y los exhibí.

 

El chilango de la Pénsil, que hace 46 años salió de la colonia, buscando no ser carne de cañón o de presidio, hasta se convirtió en Guerrero, en Comunista, líder social, sindical, periodista, pachuco y bebedor de café, además de padre de familia y fumador de Habanos. 

 

Hoy el Negro, el Zurdo, el May, Cabuby, chambelán oficial de lago Chairel y anexas sobrevive y bien, gozando de los otros placeres de la vida, que se gozan hasta con un amanecer, un ave volar o cantar.

 

No pude ser jugador profesional de futbol, pero nadie me quita lo bailado.

 

Enhorabuena y gracias de nuevo.

 

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