LECTURA POLÍTICA
Tres alcaldías en crisis
Noé Mondragón Norato
Las crisis en la gobernanza se acentúan en varias alcaldías. Confirman así, no solamente la ausencia de oficio político de los ediles que se encuentran al frente de ellas, sino que nunca estuvieron preparados para conducir los destinos de sus gobernados en sus respectivos municipios. Y lo que es peor: ni siquiera echando a perder han aprendido. Su desgaste sistemático se mide así de una sola forma. Y es negándose a entregar resultados convincentes, fuera de toda duda y alejados de la retórica mentirosa y engañabobos del discurso. Los hechos así lo refrendan.
TRES ALCALDES INCOMPETENTES. – Las crisis golpearon casi de manera paralela a tres alcaldes. Todas teniendo un común denominador: la inseguridad y la violencia. Se lee así: 1.- En Acapulco, la alcaldesa Abelina López Rodríguez no ha podido subsanar su prolongado déficit en materia de seguridad pública. Y eso pese a que la semana pasada, el control de C-4 ─las cámaras de vigilancia instaladas en el puerto─ pasó a manos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional. La violencia alcanzó con su mensaje funesto a Pedro Ronald Paz, un creador de contenido que era a su vez policía municipal. Y que incisivamente, había denunciado la corrupción imperante y las obras inconclusas en la actual comuna de Abelina. Ni la alcaldesa ni la propia fiscalía general del estado (FGE) han establecido móvil alguno sobre ese crimen. La edil se pasea oronda y actúa como si la impunidad sobre el desvío de los 898 millones de pesos fueran parte de esa “campaña de persecución” en la que se atrincheró para no aclararlos. Y dicho recurso fuera parte de un complot “fantasma”. Es decir, desapareció por arte de magia. Como sea, su incompetencia como autoridad municipal quedó demostrada con creces. Y ya no saldrá de esa espiral que la devora y la consume. 2.- El edil de
Chilpancingo, Gustavo Alarcón Herrera desoyó sistemáticamente las voces ciudadanas que le exigían atender la violencia y la inseguridad en la capital del estado, cuyo incremento en la estadística se disparaba. Se le hizo fácil endosar esa responsabilidad al gobierno estatal y federal. Hasta que al final, llegó al palacio municipal. Se midió de dos formas: con un ataque frustrado a un agente de tránsito municipal, tras encasquillarse el arma del pistolero. Y después, con sendas mantas que aparecieron colgadas en distintos puntos de la ciudad. En ellas amenazaban de muerte el actual titular de Obras Públicas Municipal, Juan Antonio Luquin Mendoza. Desde el gobierno del estado llamaron al edil a que “asumiera su responsabilidad” ante esta nueva crisis. Y el Congreso local ratificó lo dicho desde Palacio de Gobierno. El mensaje era claro: Gustavo estaba sólo. Sin embargo, el edil se refugió en lo único que hasta el momento sabe hacer: guardar silencio. Y Chilpancingo se quedó sin agentes de tránsito ni policías municipales en sus calles. Por enésima ocasión imperó la narrativa del desconcierto. Y de la incompetencia. 3.- Mareado por una medición estadística “pagada” del pasado mes de junio que lo situaba ficticiamente en el tercer lugar de aprobación de los alcaldes de Guerrero, ─mientras que la propia alcaldesa de Acapulco aparecía risible y cómicamente en el primero─, el edil de Iguala, Erick Catalán Rendón llegó a los extremos. Citó en palacio municipal a dos creadores de contenido a fin de “amarrar” un convenio publicitario. Pero en realidad les tendió una celada. Y los acusó de extorsión. Fue un pésimo error de cálculo político. Pero, sobre todo, de visión y temple en la gobernanza. De ausencia de olfato para medir y pulsar con precisión todo lo que vendría. Los demonios que desataría y a los que, sin ningún tipo de previsión, invocó. Antes, el edil había festinado que su municipio no proyectaba la misma violencia que otros. Y apenas ayer domingo, aparecieron tres personas ejecutadas. Por más que lo vista e intente defender lo indefendible, al edil igualteco no se le están dando las cosas. Y al paso que va, su incompetencia tiende de manera natural, no a la disminución, sino al aumento. Las crisis en esas tres comunas parecen ya irreversibles.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El que se encuentra en todo un dilema, es el senador morenista Adán Augusto López Hernández. Resulta que Hernán Bermúdez Requena ─su ex secretario de Seguridad Pública cuando Adán fungió como gobernador de Tabasco─, huyó del país tras haberse librado una orden de captura en su contra apenas en febrero pasado. Investigaciones de las autoridades mexicanas señalan a Hernán como parte del grupo criminal La Barredora dedicada a la extorsión, narcotráfico, secuestro, trata de personas y huachicoleo. Y ya lo buscan por el mundo junto con la Interpol. Pero el senador Adán Augusto se ha sumido también en un prolongado silencio. La postura más segura para no enfrentar sus lastres del pasado. Y el refugio de quienes, con su mutismo acusan complicidad. Y también culpabilidad.
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