EN OPINIÓN
Austeridad en el discurso, lujo en la práctica.
Lic. Moisés Torres Salmerón.
Mientras la Cuarta Transformación insiste en que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, sus principales figuras parecen vivir bajo una lógica distinta. Las recientes vacaciones de Ricardo Monreal en España y de Mario Delgado en Portugal contradice la falta de congruencia entre el discurso oficial y la realidad de quienes lo promueven.
Ricardo Monreal fue captado en el exclusivo hotel Rosewood Villa Magna de Madrid, donde una noche puede costar más de 30 mil pesos. Aunque el legislador aseguró que el viaje fue pagado con recursos propios y que celebraba su aniversario de bodas, su ausencia en el Consejo Nacional de Morena y la elección del destino contrastan con el llamado a la austeridad republicana.

Por su parte, Mario Delgado, titular de la SEP, fue fotografiado en el restaurante del hotel Pousada de Lisboa, uno de los más exclusivos de Portugal. Las imágenes difundidas por periodistas como Claudio Ochoa Huerta han generado críticas por el estilo de vida de los dirigentes morenistas, mientras se exige cercanía con el pueblo y moderación en el gasto público.
El contraste no termina en las vacaciones. Una investigación de EMEEQUIS reveló que los hijos de varios funcionarios de Morena estudian en universidades privadas y extranjeras con colegiaturas que oscilan entre los 250 mil y 1.3 millones de pesos anuales. Por ejemplo:
– Mariana Imaz Sheinbaum, hija de la presidenta, cursó estudios en Barcelona y California.
– Mario Alessandro y Ana Victoria Delgado, hijos del titular de la SEP, estudiaron en el elitista Colegio Alemán.
– Edna Catalina y Ricardo Monreal Jr., hijos del diputado, fueron formados en el ITAM y el Tec de Monterrey.
Todo esto mientras se promueve la educación pública como pilar de la transformación.
La narrativa oficial de Morena ha sido clara. Austeridad, cercanía con el pueblo y combate a los privilegios. Sin embargo, los hechos muestran que la élite del partido goza de beneficios que están lejos del alcance de la mayoría de los mexicanos. El uso de recursos propios no exime la responsabilidad ética de representar con coherencia los principios que se defienden públicamente.
La austeridad no es solo una política presupuestaria; es un compromiso simbólico con la ciudadanía. Cuando los líderes de la transformación vacacionan en Europa o invierten millones en la educación privada de sus hijos, el mensaje que envían es claro. La austeridad es para los otros.
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