Sprint 24/7: del SCRUM a los agentes al interior de las redacciones
Storybakers:
En la era de la inteligencia artificial, SCRUM se convierte en una obviedad.
Sin pretenderlo, el marco de trabajo ágil por excelencia sirve como antecedente de lo que vendrá.
O, mejor dicho, de lo que ya ocurre a partir de la colaboración de los agentes en proyectos estratégicos al interior de los medios.
Para quienes no estén familiarizados, la definición de SCRUM es la siguiente:
Scrum es esa forma ágil de trabajar en equipo que convirtió los proyectos en una serie de pequeños sprints: ciclos cortos donde se planifica, se ejecuta, se revisa y se mejora, todo sin perder el ritmo.
Incluso a la fecha, a SCRUM se le sigue considerando como la vía más efectiva para hacer realidad los proyectos al interior de las organizaciones.
Permite iterar a velocidad en ciclos cortos y con revisiones constantes.
Precisamente lo que hace la IA en cuestión de segundos.
A SCRUM muy pronto se le considerará como el marco de trabajo que exigía reuniones para lo que hoy un agente puede resolver en segundos.
La inteligencia artificial habilita procesos fluidos.
Iteración inmediata.
Exploración de escenarios en cuestión de minutos.
La efectividad ya no se mide por entregas semanales, cada tercer día o incluso diarias.
Ocurre a través de las múltiples tareas cumplidas que se pueden extraer de una conversación con uno o varios agentes.
Como contexto, a los agentes los definimos como sigue:
Los agentes son inteligencias artificiales que trabajan contigo como si fueran parte de tu equipo. A diferencia de los chatbots tradicionales, que responden a una instrucción puntual, los agentes pueden asumir tareas específicas, tener memoria, autonomía y actuar de forma proactiva. Son como colaboradores virtuales que escriben, editan, investigan, generan gráficos, analizan datos o planifican estrategias. Algunos trabajan contigo en tiempo real, otros lo hacen en segundo plano. Lo clave: no solo ejecutan, también piensan (dentro de su lógica) y aprenden contigo.
En este mismo entendido, convocar a una lluvia de ideas pierde valor.
O como mínimo, ha de ser replanteada para tomar decisiones finales dado que un arsenal de ideas pueden compartirse entre un humano y los agentes que ha desarrollado.
Aunque no nos guste escucharlo, la logística de reunir a seres humanos incluye puntos de fricción que la inteligencia artificial diluye con o sin la participación de los seres humanos.
Con los agentes puede conversarse en todo momento.
En una dinámica 24/7 que ningún ser humano puede sostener.
Los agentes, en términos literarios, son como genios de la lámpara que aparecen cada que se los pedimos.
Con los agentes no hay luchas de egos, vanidades o burocracias que impidan progresar en el armado de un proyecto.
La carga emocional detrás de cada interacción humana se diluye.
Modificar el rumbo de un proyecto ocurre sin conflictos de por medio.
En el futuro, de acuerdo a mi visión de cómo la IA transforma el trabajo creativo y estratégico, los seres humanos llegaremos con un porcentaje más elevado de la tarea hecha para terminar de configurarlas con otros seres humanos.
Las “reuniones iniciales” se darán entre un ser humano y sus agentes.
En ellas se dará forma a la iniciativa que se quiere presentar.
Se consolidarán ideas humanas y sintéticas.
Se estructurarán presentaciones, flujos de trabajo y modelos de negocio.
La necesidad de reunirse con seres humanos ocurrirá en etapas más avanzadas.
En la era agéntica, cada ser humano con el acceso necesario adquiere una especie de “superpoderes”.
Un ejército sintético de colaboradores que le permitirán hacer más y mejor en menos tiempo.
¿Se requerirán menos seres humanos en las organizaciones?
La respuesta, aunque dolorosa, es sí.
Las organizaciones serán más eficientes.
Más efectivas en la inversión de recursos.
Requerirán menos burocracia.
Apostarán por organigramas horizontales que omitan los mandos medios que tanto entorpecen la concreción de proyectos.
En la era de la IA, SCRUM será una obviedad.
Sobrevivirá aquel que sepa utilizar la IA en favor de una organización.
Terminará perdiendo su trabajo el que se niegue a reconocer que hay tareas que la IA hará mejor que una reunión de ocho seres humanos en una misma sala de juntas.
La transformación es real y definitiva.
Hemos pasado de la era digital a la era agéntica. Una etapa donde no solo usamos inteligencia artificial: coexistimos con agentes que editan, producen, resumen, ilustran y deciden junto a nosotros.
Son más que herramientas: son colaboradores con lógica propia, trabajando 24/7 al servicio de la narrativa, el negocio y la atención.
Son buenas noticias para todos.
Salvo para los que torpemente se nieguen a reconocerlo.
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