CAMINOS DEL SUR0907
La cara amarga del café
Manuel Nava
La cafeticultura mexicana en 2025 vive una paradoja que se refleja con claridad en la región Pacífico Sur mientras las exportaciones crecen impulsadas por la demanda global y programas federales como *Café para el Bienestar*, los productores que sostienen esta industria, en su mayoría indígenas, siguen atrapados en un ciclo de pobreza, discriminación y explotación histórica.
El café, introducido desde Europa a finales del siglo XVIII y adoptado por comunidades indígenas, hoy involucra a más de 500 mil productores en 15 estados y 480 municipios. Sin embargo, son las regiones indígenas del sur las que concentran el peso social y productivo de la cafeticultura, sin que ello se traduzca en un verdadero desarrollo económico para sus habitantes.
Chiapas es el gigante del café mexicano: aporta 41 por ciento de la producción nacional y sostiene a más de 180 mil familias en 88 municipios, lo que equivale a más de un millón de personas ligadas a esta cadena productiva. Además, 61 por ciento de los productores son indígenas, lo que hace del café no solo un cultivo comercial, sino un eje cultural e identitario.
Pero la aparente fortaleza esconde fragilidades estructurales. La dependencia de variedades vulnerables a plagas y a fenómenos climáticos ha golpeado la productividad. Sequías, lluvias irregulares y ondas de calor —efectos crecientes del cambio climático— reducen cosechas y generan incertidumbre. A ello se suma la falta de relevo generacional: los jóvenes abandonan el campo ante un modelo productivo que rara vez garantiza ingresos dignos.
En Guerrero, la cafeticultura se concentra en la Costa Grande, Costa Chica y la Montaña, con municipios clave como Atoyac de Álvarez, Coyuca de Benítez y Malinaltepec. Aunque existen 22 mil productores, más de la mitad de la superficie cafetalera ha quedado ociosa debido a la caída de los precios y al impacto combinado de plagas, huracanes y violencia.
La historia reciente de los cafeticultores de comunidades como El Edén, en Atoyac, ilustra el abandono: en los últimos 12 años han perdido oportunidades de crecimiento y apenas ahora buscan reincorporarse al mercado internacional, en muchos casos sin apoyo gubernamental. La violencia rural se ha vuelto un factor invisible pero determinante en el colapso de la cafeticultura guerrerense.
Michoacán representa un caso distinto. Con 6 mil 783 hectáreas y una producción de poco más de 27 mil toneladas, su papel en la cafeticultura nacional es marginal frente a Chiapas u Oaxaca. La producción se concentra en zonas montañosas como Tacámbaro, pero enfrenta los mismos problemas: baja rentabilidad, escaso acceso a innovación tecnológica y limitada presencia en mercados internacionales.
Más que un motor económico, el café en Michoacán cumple un papel local y cultural, sin que se consolide como alternativa de desarrollo regional.
Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional en superficie cafetalera, con más de 133 mil hectáreas y 85 mil familias productoras, en su mayoría indígenas. Su particularidad radica en la diversidad: existen más de 120 marcas establecidas que se comercializan dentro y fuera del país, sobre todo hacia Estados Unidos.
Sin embargo, esta fragmentación entre pequeños productores, cooperativas y marcas consolidadas genera un mapa desigual. Mientras algunos han logrado insertarse en cadenas de valor con certificaciones de comercio justo u orgánico, la mayoría sigue enfrentando baja productividad, carencia de financiamiento y vulnerabilidad ante precios internacionales volátiles.
La cafeticultura en el Pacífico Sur se sostiene sobre tres tensiones principales:
- Cambio climático: sequías, ondas de calor y lluvias irregulares reducen cosechas y obligan a replantear el modelo productivo.
- Relevo generacional: la migración de jóvenes amenaza con romper la continuidad del conocimiento y el trabajo agrícola.
- Innovación y sanidad: el uso de material genético inadecuado, la falta de asistencia técnica y el bajo acceso a nuevas tecnologías limitan la productividad.
A ello se suma la volatilidad del precio internacional del café, que convierte a la rentabilidad en una apuesta de alto riesgo para los pequeños productores.
El Gobierno federal ha intentado responder con programas como *Café para el Bienestar* y, más recientemente, con la creación del “Café del Bienestar”, un producto que busca fortalecer la economía de los pequeños cafetaleros de comunidades indígenas. Si bien estas iniciativas representan un esfuerzo por visibilizar y apoyar al sector, en la práctica no resuelven los problemas estructurales de desigualdad ni la fragilidad productiva.
La cafeticultura mexicana crece en exportaciones, pero el beneficio no permea en la misma medida hacia quienes cultivan el grano. En el Pacífico Sur, el café sigue siendo símbolo de identidad y resistencia, pero también de inequidad: mientras los mercados globales celebran su aroma, las comunidades que lo producen continúan atrapadas en un ciclo de exclusión histórica.
La situación de la cafeticultura mexicana en 2025 está marcada por el crecimiento en las exportaciones, impulsado por la alta demanda global, y el apoyo gubernamental a través de programas como “Café para el Bienestar” para aumentar la productividad y la rentabilidad.
Sin embargo, persisten desafíos significativos como el impacto del cambio climático, la falta de relevo generacional y la necesidad de mejorar la sanidad vegetal y la innovación tecnológica.
Los principales desafíos son: el cambio climático ya que las sequías, ondas de calor y lluvias irregulares están afectando la producción de café, generando incertidumbre y reduciendo las cosechas en algunas zonas; La falta de interés de los jóvenes en la actividad cafetalera es un problema generacional que amenaza la continuidad del sector.
También la falta de innovación, el material genético inadecuado y la sanidad vegetal son factores que limitan la productividad del cultivo. Además los precios internacionales del café son muy volátiles, lo que dificulta la rentabilidad para los pequeños productores.
Ojalá que llueva café, diría la abuela.
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Fuentes
Padrón Nacional Cafetalero
Sagarpa
Censos económicos. INEGI
Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) Michoacán
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