EN OPINIÓN ·
La independencia nacional y sus pendientes
Héctor Manuel Popoca Boone.
Desde el punto de vista de la formalidad legal, somos un país independiente y soberano. Así lo marca con toda claridad nuestro principal documento constituyente. Pero esta independencia en general, en los hechos, se ve vulnerada por las múltiples dependencias parciales que nos coartan libertad de acción, expresión y de decisión para moldear nuestro porvenir. El no tomar consciencia de este fenómeno puede agravarse con el tiempo y vulnerará más nuestra soberanía nacional. Advierto que no solo le compete al Estado sino a todo pueblo mexicano reflexionar y actuar. De lo contrario seguiremos estando estancados y corrompidos.
Revisemos las trabas de índole política: Acusamos gran dependencia de los designios que nos ha prefijado, desde antiguo, el gobierno de EU, guiados por la absurda estrategia geopolítica de: América para EU. Objetivo muy difícil de erradicar a corto plazo; mismo que enrarece nuestras relaciones de buena vecindad que debemos tener por nuestra cercana ubicación geográfica con una extensa frontera terrestre con suma movilidad comercial, social y cultural.
También por cuestiones propias de seguridad nacional de EU, últimamente hemos estado bajo vigilancia permanente por asuntos del tránsito de estupefacientes hacia sus mercados de consumo y por las amenazas terroristas que enfrentan de pueblos, religiones y líderes hostiles, de países considerados como adversarios permanentes. También por la fuerte migración incontrolada que ha recepcionado de multitud de seres humanos que salen de sus respectivas patrias huyendo de la guerra, la pobreza y el hambre; muchas veces provocadas indirectamente por los propios EU. Eso ha hecho surgir en EU un racismo blanco con gran tufo de superioridad y discriminación frente a otras etnias y razas que consideran despreciables, nocivas e insumisas. Infame ha sido la expresión del “Orate del norte” difundida a nivel internacional de que “México hace y hará lo que ellos digan”.
En términos de política internacional, somos parte integrante del bloque dirigido por EU como principal pivote de la economía capitalista mundial. En términos planos y llanos, frente al mundo somos un país satélite de EU, tanto en lo geopolítico como en lo económico; querámoslo o no.
Las exigencias trompéanas debido a la existencia real de migración ilegal, narcotráfico operado por organizaciones criminales administradas desde México, así como la corrupción imperante en nuestro país que lo permite y lo abona, es una cuestión que nos compete del todo a los mexicanos resolver perentoriamente y que, lamentablemente, no hemos podido o querido enfrentar con decisión la disminución de esas anormalidades antisociales endémicas. Digámoslo claro: han sido el interés egoísta o la incompetencia de la clase política gobernante: PRI, PAN y lo que lleva Morena en el poder presidencial, lo que nos tiene en esta mediocridad.
¿Qué tanta independencia nacional podemos celebrar en lo económico? Si nuestro comercio exterior depende de EU en todas las ramas: manufactureras, agrícolas, tecnológicas, energéticas, electrónicas, científicas… Orbitan en torno a ese vecino norteño las tres cuartas partes de lo que compramos y vendemos con el exterior. Mención aparte están las economías del narcotráfico y las salvadoras remesas.
Somos uno de los países maquiladores por excelencia de su industria electrónica, automotriz y manufacturera. Los términos de intercambio nos son desfavorables en cuanto a valor agregado se refiere. Con la excesiva importación de granos básicos y otros alimentos que hacemos de ellos, nuestra soberanía alimentaria se ve muy mermada y no hay peor subordinación que la provocada por el hambre. Insisto: no son problemas de los últimos años, sino que fueron gestados a lo largo de décadas de mediocres gobiernos que hemos tenido y de ser un pueblo semi conformista con la circunstancia que nos rodea.
Ahora nos dedicamos a repartir más, que producir bienes y servicios; por consecuencia nuestro déficit financiero va in crescendo a la par que nuestra deuda externa, con riesgos de fuga de capitales por ser estos más especulativos que productivos. Volvemos otra vez al interregno de las crisis económicas con las consabidas inflaciones y devaluaciones del peso mexicano.
¿Qué grado de independencia puede tener una sociedad caracterizada por su gran desigualdad social? Donde muy pocos acaparan la mayor parte de la riqueza socialmente generada; mientras que muchos no tienen para adquirir una canasta familiar básica de alimentos. ¿Qué tanta independencia puede gozar un mexicano? que no tiene un empleo estable, con salario justo y prestaciones sociales aseguradas, por lo que está permanentemente acosado por la falta de salud, la poca educación, la mucha inseguridad pública, una economía que no crece y sin un proyecto de país próspero bajo la dirección de Morena. La delincuencia de todo tipo se presenta como la única salida posible que tienen la mayoría de los jóvenes para sobrevivir en una sociedad donde no se vislumbra mayor esperanza, libertad y porvenir.
Conclusión: saquemos todos, pueblo y gobierno a México de su actual postración y violencia, con recursos propios aplicándolos con austeridad, honestidad, trabajo, legalidad, con verdadera inclusión y justicia social. ¡Viva México!
- ¡Y yo que creía que el caciquismo universitario en la Universidad Autónoma de Guerrero ya había desaparecido! Ingenuo de mí.
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