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El Sur que vive del norte, se apaga sin remesas

CAMINOS DEL SUR1005

El Sur que vive del norte, se apaga sin remesas

Manuel Nava

 

 

La disminución del flujo de remesas hacia México en 2025 encendió una alarma en el tablero económico nacional, pero su eco más profundo resuena en los estados de la Región Pacífico Sur donde este ingreso representa una columna vertebral tanto del sustento familiar como del Producto Interno Bruto (PIB) regional.

La caída proyectada del 5.8 por ciento en los envíos, que pasarán de 64.7 mil millones de dólares en 2024 a 61 mil millones en 2025, no solo implica menos divisas: expone la vulnerabilidad estructural de las economías más pobres del país, dependientes en exceso del dinero que llega del otro lado de la frontera.

Las causas del descenso se encuentran, principalmente, en el endurecimiento del clima migratorio en Estados Unidos. El temor a deportaciones masivas y la reciente aprobación de un impuesto del 3.5 por ciento sobre el envío de remesas han reducido el flujo de dinero hacia México.

La inseguridad laboral, el incremento de redadas migratorias y la incertidumbre económica entre las comunidades mexicanas en el vecino del norte han desincentivado las transferencias. En el fondo, lo que se observa es un reflejo directo del vínculo entre política migratoria y economía transnacional: cuando el miedo sustituye la estabilidad, el impacto, se mide en los bolsillos de los hogares más frágiles.

Las remesas son, para millones de familias en el Pacífico Sur, más que una transferencia económica: constituyen el amortiguador que suaviza los efectos de la pobreza, el desempleo y la precariedad laboral. Su disminución no solo afecta el consumo inmediato, sino que amenaza con deteriorar el tejido económico local. En regiones donde el Estado no logra compensar la ausencia de empleo formal o de inversión productiva, las remesas actúan como sustituto del desarrollo.

En términos macroeconómicos, los estados de la región presentan una de las mayores dependencias del país respecto a estos envíos. En Chiapas, las remesas equivalen al 14.6 por ciento del PIB estatal; en Guerrero, a 14 unidades porcentuales; en Michoacán, al 11.2, y en Oaxaca, al 10.3.

Esto significa que una disminución de 5.8 puntos porcentuales a nivel nacional tiene un efecto desproporcionado en estas entidades, amplificando las brechas sociales y económicas preexistentes.

El primer impacto —el familiar— se refleja en la reducción del ingreso disponible. Miles de hogares utilizan las remesas para cubrir necesidades básicas: alimentación, vivienda, salud y educación. Su disminución implica el riesgo de que la pobreza extrema, que se había logrado contener parcialmente en los últimos años gracias a estos flujos, vuelva a incrementarse.

El segundo impacto, el estructural, afectaría directamente al PIB de los estados. En el Pacífico Sur, las remesas son el motor que sostiene parte del comercio local, la construcción y los servicios. Su contracción desacelera la economía, reduce la circulación de efectivo y amenaza con frenar la recuperación económica tras años de rezago.

En Chiapas, el comportamiento de las remesas durante 2025 ha mostrado altibajos. En el primer trimestre, el ingreso aumentó en 55 millones de dólares respecto al mismo periodo de 2024, pero esta recuperación fue temporal: los montos comenzaron a caer en los trimestres siguientes. Los municipios más dependientes —San Cristóbal de las Casas, que concentra una cuarta parte del total estatal; Comitán de Domínguez y Tuxtla Gutiérrez— son los que resienten más intensamente esta tendencia. En un estado donde la marginación y el desempleo son estructurales, el declive de las remesas amenaza con profundizar la desigualdad social.

Guerrero, en cambio, ha mostrado un comportamiento atípico. Durante el primer semestre de 2025, recibió más de mil 600 millones de dólares, cifra que contrasta con la tendencia nacional a la baja. Sin embargo, este crecimiento puntual no garantiza estabilidad: la dependencia extrema del ingreso externo convierte a la economía guerrerense en una de las más frágiles frente a cambios en la política migratoria estadounidense o en las condiciones económicas globales.

En Michoacán, la situación es más crítica. Durante el segundo trimestre de 2025, las remesas registraron caídas significativas: 12.5 puntos porcentuales en abril y 4.5 en mayo, la primera contracción en varios años. En una entidad que históricamente ha sido uno de los principales receptores de remesas a nivel nacional, este descenso golpea directamente la economía familiar y los pequeños negocios que dependen del flujo de dólares para subsistir.

Por su parte, Oaxaca experimenta una tendencia descendente desde finales de 2024. Entre enero y marzo de 2025, las remesas sumaron 807 millones de dólares, frente a los 866 millones del trimestre anterior.

La disminución de remesas plantea el riesgo de generar un círculo vicioso. Menos dinero enviado significa menor consumo y menor dinamismo económico local, lo que a su vez impulsa a más personas a emigrar en busca de oportunidades. Sin embargo, en un contexto de mayor hostilidad migratoria, ese ciclo puede cerrarse con más familias atrapadas en la precariedad, sin alternativas reales ni en México ni en el extranjero.

El fenómeno también pone en evidencia una falla estructural del modelo económico nacional: la dependencia creciente de un ingreso que proviene del trabajo de los migrantes, y no de la generación interna de empleos formales o inversión productiva.

La caída de las remesas, aunque coyuntural, revela una verdad incómoda: la economía mexicana —y particularmente la del Pacífico Sur— ha descansado demasiado tiempo en una base externa e incierta.

El descenso de remesas debe ser interpretado como una advertencia más que como una simple fluctuación. Los estados del Pacífico Sur requieren políticas económicas diferenciadas que reduzcan su dependencia de los flujos migratorios y fortalezcan las economías locales a través de inversión pública, proyectos productivos y redes de protección social.

El problema no es si el dinero da la felicidad, es que hace falta, diría la abuela.

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Fuentes

Anuario de Migración y Remesas 2025 del Consejo Nacional de Población (CONAPO)

Informe de recepción de remesas por entidad. Banco de México

BBVA Research.

Secretaria del migrante. Michoacán.

Dirección de migración. Oaxaca

 

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