LECTURA POLÍTICA
Inalterable fiesta de impunidad y cinismos
Noé Mondragón Norato
“Cuando la realidad es ciega y mezquina, la gran visión puede ser tontería, y el coraje necedad”. La sentencia es del escritor mexicano Héctor Aguilar Camín. Pero aplica necesariamente, a los contextos de poder que se están viviendo, marcados por la comicidad, el desparpajo, la desvergüenza y el cinismo. Nada más es cuestión de abrir la baraja para observar la forma en que se construye este andamiaje montado sobre varillas débiles y enmohecidas y untado con cementos de muy baja calidad.
RECLAMOS PERDIDOS. – Los actores políticos aparecen en escena cuando así conviene a sus intereses. No tanto porque en realidad, aspiren a que las cosas impacten positivamente en los ciudadanos de a pie, cuyos reclamos utilizan para ejercer presiones sobre el poder que está por encima de ellos. Se lee así: 1.- El dirigente estatal del PRI, Alejandro Bravo Abarca, ha venido utilizando un discurso rupturista contra el gobierno estatal que no se le había notado desde meses anteriores. Su realidad era ciega. Igual que cuando gobernó la entidad el último priista del incipiente siglo 21, Héctor Astudillo. En ese tiempo, Alejandro Bravo no cuestionó la gobernanza pública pese a la estela de sangre heredada por el ex mandatario estatal tricolor. Se volvió mezquino con la demanda pública. Y es obvio: ningún militante del partido gobernante cuestionará nunca al mandatario emanado de sus filas. Pero era ese el momento para

hacerlo. Porque los escenarios críticos agudizaban la descomposición social que hoy parece irreversible. Finalmente, Alejandro Bravo y los diputados locales de todas las fracciones legislativas fueron recibidos ayer en Casa Guerrero por la gobernadora Evelyn Salgado. Se entiende que, más allá de la discusión del Presupuesto de Egresos para 2026 y la “colaboración institucional y el trabajo a favor de Guerrero”, se abrió el diálogo y la negociación que atemperarán “visiones tontas y corajes convertidos en necedad”. 2.- La consigna en el Morena aparece empotrada en una sola dirección: conservar la unidad de su militancia por encima de los reclamos de justicia y aplicación puntual de la ley. Lo cual se convierte necesariamente, en impunidad. Dos casos son muy visibles: el del senador Adán Augusto López Hernández. Y el de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez. El primero no puede eludir sus nexos con Hernán Bermúdez Requena, su ex secretario de Seguridad Pública e identificado por el Ejército mexicano, como uno de los líderes del grupo delictivo “La Barredora”, cuando Adán Augusto fungió como gobernador de Tabasco. La presidenta Claudia Sheinbaum en sus “mañaneras” le da reiteradas vueltas al asunto. Se hace la omisa. No admite que convive con un personaje sospechoso de ser un delincuente. Su realidad se volvió ciega. Impertérrita para observar lo evidente. Pero son flamazos mediáticos que, en este caso en particular, se convierten en pérdida de credibilidad. En un asunto que también afecta su propia visión de la gobernanza. 3.- En un caso similar se encuentra la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez. En sus distintas visitas al puerto de Acapulco, la presidenta no pudo ocultar lo que fue claro: su marcada animadversión hacia la munícipe por los 898 millones de pesos de recursos federales no comprobados en su cuenta pública. Pero el único gesto de desdén presidencial ha consistido en arrumbarla hasta la última silla del templete en sus actos públicos. Ninguna amenaza política. Ningún amague mediático. Ningún mensaje cifrado. Ninguna investigación contra la edil que confirme que la 4T es diferente a los gobiernos priistas, panistas y perredistas del pasado. Al contrario: el dirigente estatal del Morena, Jacinto González Varona, fiel a la línea política dictada desde el centro, asumió la defensa abierta de Abelina, bajo el argumento de que debía privilegiarse la unidad de ese partido. Y bajo esa visión obtusa y convenenciera, el coraje se convierte en necedad. No importa lo que digan los partidos políticos opositores y hasta un segmento importante de ciudadanos. La militancia morenista debe estar tranquila por si cometen el delito de peculado. Hay un manto político presidencial que los blinda contra esa amenaza. La fiesta de los cinismos debe seguir. Tiene mucha cuerda de la que tirar.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Y en esa misma lista de beneficiaros políticos de la impunidad, se encuentra el ex edil de Iguala, el priista David Gama Pérez. Resulta que la auditoría general del estado (AGE), encontró un faltante de once millones de pesos durante el ejercicio fiscal 2023. Pero el irascible y tramposo alcalde de ese municipio tamarindero, Erick Catalán Rendón, presume que la cifra de los recursos no comprobados por David Gama, ascienden hasta los 50 millones. Mientras las confrontaciones por los dineros entre Gama y Erick siguen punzando soterradamente, el ex edil priista asume entre sus allegados encontrarse “listo” para encaramarse otra vez en la alcaldía igualteca en la próxima elección de 2027. Nada más para atizarle a la versión de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López de que en Guerrero “no pasa nada”. Gobernantes y ex gobernantes son una auténtica encarnación de la pureza.
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