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Morena: mayoría sin control y un Congreso sin armonía

EL COMENTARIO

Morena: mayoría sin control y un Congreso sin armonía

De Marcial Campuzano

 

La sesión del miércoles en el Congreso de Guerrero volvió a desnudar una realidad que Morena ya no puede seguir negando: su fracción parlamentaria es un barco sin capitán. El supuesto liderazgo de Jesús Urióstegui García, presidente de la Jucopo y coordinador de la bancada guinda, se ha convertido en un simple eslogan repetido: “unidad, diálogo, acuerdos” sin ningún correlato en los hechos. Las disputas internas y los estallidos en tribuna muestran lo contrario: Morena está desordenada.

El diputado Joaquín Badillo Escamilla volvió a encarnar ese descontrol. Su intervención, pensada para presumir los logros de la Cuarta Transformación, terminó exhibiendo la soberbia que lo caracteriza y la pobre estrategia política de un grupo parlamentario que no sabe debatir sin incendiar. Joaquín Badillo, utilizado como golpeador incluso contra sus propios compañeros, como lo hizo hace unos días contra la diputada federal morenista Yolotzin Domínguez, a quien señaló por una auditoría incompleta realizada durante su presidencia de la Jucopo en 2023 y presumió que hubo irregularidades financieras.

El espectáculo no sólo dividió a Morena: dejó en evidencia la ausencia total de conducción. Urióstegui, dejó que el fuego creciera.

La oposición aprovechó el vacío de liderazgo. La priista Pilar Vadillo Ruiz recordó en tribuna algo que Morena suele ocultar: todos los partidos contribuyeron a la incorporación constitucional de los programas sociales y a la creación de la Guardia Nacional. Nada de lo que hoy presume Morena como “logros exclusivos” fue construido en soledad.

Pero, como dijo Pilar Vadillo, se comportan como si fueran los únicos hacedores de la historia, como si nadie más hubiera puesto un ladrillo en esos avances.

Y sin embargo, añadió la diputada, mientras Morena se cuelga medallas, el país enfrenta una tragedia silenciosa: hospitales sin medicinas, pacientes que mueren por falta de tratamientos y niños con cáncer sin quimioterapias. La realidad que el gobierno calla es la que miles de familias viven todos los días.

Pero en el Congreso de Guerrero, Morena prefiere pelear entre sí antes que admitir lo que está fallando.

La crítica se profundizó cuando Pilar Vadillo recordó la incongruencia de quienes hoy se visten de morenistas pero ayer combatían al movimiento. Señaló oportunismos, reverencias excesivas al poder y carreras políticas que se adaptan al viento que sople más fuerte.

El priista Jesús Parra complementó estos señalamientos describiendo la historia partidista de Joaquín Badillo como una especie multicolor al pasar del PRI al PRD, después al PAN, luego al Verde y ahora está en Morena, con potenciales escalas futuras para incorporarse al PT o Movimiento Ciudadano.

El perredista Jorge Iván Ortega, por su parte, desmontó la afirmación del diputado Joaquín Badillo de que la democracia en México nació con Morena. Recordó que la lucha por la transición democrática comenzó décadas antes, desde el Frente Democrático Nacional en 1988 hasta la fundación del PRD en 1989, donde incluso figuras centrales de la 4T iniciaron su formación política.

Y frente a todo este torbellino, ¿qué hizo Jesús Urióstegui?

Nada. Observó en silencio cómo su fracción se desgarraba, cómo la oposición ganaba terreno, cómo la sesión se convertía en otra exhibición de desorden legislativo.

Porque el problema no es sólo Joaquín Badillo. El problema es que Morena no tiene conducción, y la Jucopo que debería ser un espacio de gobernabilidad, está en manos de un coordinador que renunció a ejercer autoridad. La ausencia de disciplina interna provoca una dinámica destructiva: Morena pierde cohesión, pierde credibilidad y pierde la capacidad de construir desde la mayoría.

Hoy la fracción guinda presume poder, pero se comporta como si no supiera administrarlo. Olvida que el equilibrio es la base de la permanencia y que ningún partido es eterno en el poder. Si Morena sigue permitiendo que sus legisladores compitan por protagonismo en lugar de trabajar con seriedad, la oposición no tendrá que esforzarse demasiado para exhibirlos.

El Congreso de Guerrero está funcionando sin armonía porque su bancada mayoritaria no tiene timón. En política, la conducción se demuestra con hechos, no con discursos, y hoy, Morena en Guerrero está demostrando que puede tener la mayoría, pero no el mando.

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