LECTURA POLÍTICA
Frente común de ex priistas
Noé Mondragón Norato
Los eventos sucedieron en cascada. Pero ese reacomodo revela claramente cómo se están reconfigurando tanto personajes como grupos de poder. La carrera por la gubernatura en el todavía lejano 2027 arrancó desde el pasado 3 de junio. Y la sorpresa, el desconcierto y la incertidumbre gobernarán los escenarios de aquí hasta el “destape” del agraciado como candidato del Morena a esa responsabilidad. Lo que está ocurriendo así lo confirma.
MARCA PARTIDISTA QUE MANDA. – Pese a los esfuerzos proyectados por los opositores de siempre, la marca Morena sigue imponiéndose. Se entiende que retendrá con relativa facilidad el gobierno estatal para la elección de 2027. Pero los actores de la oposición se acomodan con tal de alcanzar butaca en esa función. Hay que rastrearlos: 1.- Intempestivamente renunció a su militancia priista el pasado 1 de septiembre, Rafael Navarrete Quezada, un personaje que acaba de concluir su periodo como legislador local con más pena que gloria. Y cuya pertenencia política se asocia al grupo político del exgobernador tricolor Héctor Astudillo, de quien fue secretario de Obras Públicas. Sin embargo, su padre, Mario Navarrete Gutiérrez −quien falleció en marzo de 2019− era militante activo del grupo aguirrista con el que creció y alcanzó todos los cargos públicos más importantes de su vida. Así, Navarrete Quezada representa una dualidad de intereses: los del exgobernador Astudillo. Pero también los de Ángel Aguirre. Curiosamente, dicho personaje renuncia al PRI en la coyuntura en la que la Izquierda Progresista de Guerrero (IPG), la tribu mayoritaria del PRD, se desprende de ese partido para quedar a disposición de una eventual negociación con otras fuerzas partidistas. El punto es que tanto el PVEM como el PT ya tienen tendidas sus alianzas con el Morena. La posibilidad de abrirle la admisión a ese grupo atravesaría por una eventual ruptura con el partido guinda que parece no estar dentro de sus planes de corto y largo plazo. Y al aguirrismo le queda como única opción, el partido Movimiento Ciudadano (MC) de cuya franquicia es propietario en Guerrero, el propio Astudillo.
2.- A Héctor Astudillo ya le quedó clara la película: para hacer crecer al MC como partido en la entidad, tiene que pegarse como las rémoras a los tiburones. Lo hizo así con Mario Moreno a quien utilizó desde el PRI y luego le negó la dirigencia estatal del MC tras cachar los votos que le dio como candidato frustrado al senado. Y en este caso, tanto Astudillo como Aguirre evalúan que no podrán llegar a un acuerdo con el senador Toro. Por eso, la apuesta política de ambos estriba en tender una alianza soterrada en principio y abierta después, con la alcaldesa de Acapulco, la morenista Abelina López Rodríguez, quien encarna los intereses políticos del ya designado secretario de Economía Marcelo Ebrard y, en consecuencia, los de la mayoría de los huérfanos políticos del PRI y PRD. En este punto, podría agregarse a esa alianza el senador priista Manuel Añorve Baños, cuyas posibilidades de ganar la elección de gobernador en el 2027 son ínfimas. Así, la triple alianza Aguirre-Astudillo-Añorve no es descabellada. Porque ninguno de ellos ni de sus cuadros políticos proyecta verdadera competencia electoral. Y ninguno tiene asegurado un espacio en el sexenio que arrancará en el 2027. Forzosamente tendrían que sumarse a la presión política para que sea Abelina la candidata a gobernadora por el Morena y no el senador Toro. 3.- La confirmación de esa sospecha la dio el propio Rafael Navarrete Quezada quien, tras renunciar al PRI, fue visto en el edificio municipal de Acapulco, haciendo antesala en la oficina de la presidencia. Se entiende que buscaba dialogar con la alcaldesa Abelina López. ¿Por qué un priista buscaría a la edil morenista si no es para empujar un acuerdo político de largo plazo? Es claro que, sin la marca priista impresa el exdiputado local oriundo de Ometepec intentará ofertarse como un “ciudadano sin partido”. Pero la pertenencia política que trae es como el herraje en el ganado: no se puede quitar tan fácilmente. Así, los reacomodos de los personajes en el tablero de la sucesión gubernamental ya iniciaron. Y no se espera que haya reposo. El frente común de ex priistas está en el horno. Porque lo que todos ellos encarnan son los propósitos de aquellos individuos que buscan disfrutar de más poder del que corresponde por lo general, a la mayoría de los hombres. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Una de las “lealtades” políticas que están a prueba en el caso del senador Toro, es la del rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. El hecho aparece controversial: durante la pasada elección del 3 de junio, el rector mandó universitarios a varios eventos de la alcaldesa morenista Abelina López que buscaba su reelección en Acapulco. Es decir, subrepticiamente apoyaba a dicha edil y abierta y públicamente al Morena de la gobernadora Evelyn Salgado, del senador Toro y de la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Y como todo buen priista oculto tras grotesca careta, Saldaña se empeña en ofertarse como un “personaje sin partido”. Del eventual quiebre de esa lealtad política dependerá en gran medida, la continuidad del grupo político del rector al frente de la Universidad, también en la elección interna del 2027. Y ya no hay reversa.
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