EN OPINIÓN
Por el bien de Guerrero, pida licencia.
Héctor Manuel Popoca Boone.
A la memoria de: Alejandro Arcos Catalán, presidente municipal de Chilpancingo y Francisco Gonzalo Tapia, secretario general de gobierno respectivo; asesinados a mansalva.
No hay mayor agravio a la democracia y de demostración cínica y criminal de poder ilegal en una República, que el asesinato vil de alguno de sus gobernantes, en un contexto de impunidad total.
En Guerrero tenemos antecedentes de asesinatos aborrecibles de varios presidentes municipales; destacándose el último y más desafiante: el del presidente municipal de Chilpancingo que había estado en funciones de su cargo, solo seis días después de haber asumido tal responsabilidad.
Antes del horrendo homicidio de Alejandro Arcos Catalán, la última demostración importante de fuerza por parte del crimen organizado en Chilpancingo contra la autoridad gubernamental estatal, fue el asalto violento al recinto oficial de gobierno, el 10 de julio del 2023; dando a entender, en aquel entonces, que no se le temía a la fuerza institucional del Estado. Demostraron que podían doblegarlo. Los otros asesinatos impunes de presidentes municipales en otras regiones de Guerrero también lo testimonian. El poder de las armas del crimen organizado ha vencido, a las claras, a la autoridad emanada del poder estatal y de los poderes municipales.
Implícitamente estaba expresado el mensaje de las diferentes bandas de criminales que dominan de facto la capital de Guerrero: nadie podría gobernarla en el futuro, si no llegaba antes a “arreglos” con ellos; mediante acuerdos que protegieran sus prósperos y pingues negocios delincuenciales que les proporcionaba el dominio de la “plaza” a partir de extorciones, secuestros, el trajín de drogas y la apropiación del gasto del presupuesto público en materia de obras, adquisiciones y servicios públicos.
En repetidas ocasiones, durante su campaña electoral por la presidencia municipal, Alejandro Arcos Catalán, declaró su firme voluntad de no entrar en negociaciones con la delincuencia y tratar de gobernar bien para todos buscando la paz para los habitantes del municipio; arriesgando incluso, su propia vida. No quería ser un gobernante con un gobierno municipal sometido a criminales con alto poderío que, como hemos visto, han estado bien organizados, activos y entronizados en el territorio capitalino de tiempo ha.
Ante esta trayectoria delincuencial en la capital del estado, los tres niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, desde hace más de una década, han mostrado una conducta pasiva, permisiva, sumisa y complaciente ante el principal flagelo: la fuerte inseguridad pública prevaleciente. No solo en la ciudad capital sino en prácticamente todos los municipios de Guerrero. Cuatro palabras resumen la traza asesina: impunidad, negligencia, ineptitud y posible contubernio entre autoridades y grupos delictivos.
Héctor Astudillo Flores y el binomio, Félix Salgado Macedonio-Evelyn Salgado Pineda, junto con sus respectivos Secretarios de Gobierno, de Seguridad Pública Estatal y algunos ex titulares de la Fiscalía Estatal, le deben a la ciudadanía, completas y veraces explicaciones de la animadversión y rechazo que públicamente mostraban al otrora obispo de Chilpancingo-Chilapa, que pretendía tender puentes de dialogo (abrazos, no balazos) con jefes del delito y del crimen organizado, para explorar posibilidades reales de disminución de los homicidios en la región Centro y parar el equipamiento con armas de fuego a la niñez rural de las comarcas aledañas. ¡Y no me digan que el Ejercito no sabía nada de estos escabrosos asuntos! El cuartel de la principal zona militar de Guerrero está localizado en la ciudad de Chilpancingo.
“Tras el asesinato de su secretario de gobierno, el finado presidente municipal, Alejandro Arcos Catalán, dijo en entrevistas de radio que había buscado a la Gobernadora para pedirle protección, pero no le había tomado la llamada. Afirmó también que estaba trabajando de la mano con el Ejército; pero no sirvió de nada porque lo mataron.” (Raymundo Riva Palacio. El Sur. 08/10/2024).
“Hasta ahora las investigaciones por el homicidio de Arcos Catalán las está conduciendo la fiscalía general de Justicia del Estado de Guerrero” (Jesús Saavedra. El Sol de Chilpancingo. 09/10/2024) ¡Uf!
Por todo lo anterior, como gobernador moral de Guerrero, le insisto comedidamente a la gobernadora constitucional, Evelyn Salgado Pineda, que, por el bien de nuestro Estado, solicite licencia a su cargo; éste ha quedado vilipendiado y con escasa autoridad moral después de tres años de infortunios por desastres naturales y por gobernar con un gabinete de trabajo integrado mediante tómbola; aferrándose con soberbia y petulancia, a una implementada estrategia de seguridad pública totalmente fallida. Debe comprender que, junto con su papá incómodo, son parte del problema que tiene sumido a nuestro estado en un profundo hoyo negro.
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