LECTURA POLÍTICA
STAUAG: espurio desde 2023
Noé Mondragón Norato
El Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma de Guerrero (STAUAG) se quedó sin personalidad jurídica. Los actuales miembros del Comité dejaron de ser representantes laborales desde hace tiempo. Una demanda interpuesta en tiempo y forma ante el Tribunal Laboral del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero le quitó esa prerrogativa con efectos desde el 18 de diciembre de 2023. En los hechos, el fallo se convierte en un golpe político demoledor para el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, en virtud de ser el personaje que controla a ese sindicato, eternamente sumiso ante dicho personaje.
UPERCUTT AL RECTOR. – La demanda ganada al STAUAG ante los tribunales le pone diques y cancela de manera legal, cualquier acción emprendida por el actual secretario general del STAUAG, Ofelio Martínez Llanes. Se lee así: 1.- En una maniobra oscura y urdida desde la rectoría de la UAGro con el fin de mantener las aguas internas calmadas y controlada a la base docente, el actual comité del STAUAG concluyó su periodo el pasado 18 de diciembre de 2021. Pero Ofelio Martínez, apelando al estatuto sindical decidió aplazar el proceso electoral que renovaría el comité que encabeza y estableció una prórroga por dos años más. Ese comité concluiría su gestión el 18 de diciembre de 2023. Pero se durmió en sus laureles. Sintió el calor intenso de la cobija rectoríl que lo arropaba. Y decidió que su comité se prolongara ilegalmente por otro año más. Al hacerlo así y sin convocar a elección, perdió en automático, su calidad de secretario general del STAUAG. Se entiende en consecuencia, que todas las decisiones y reuniones de Consejo General de Representantes (CGR) celebradas desde el 18 de diciembre de 2023 a la fecha, carecen de validez en función de que Ofelio ya no era legalmente dirigente sindical. Incluso, podría caerse el registro de la planilla roja única que compite en soledad −así como le encanta “competir electoralmente” al actual rector− por la renovación del STAUAG. 2.- La demanda pondera entre otras cosas, que el periodo de presentar pruebas por parte de los afectados −los miembros del actual comité del STAUAG− se agotó. A pesar incluso, de que fueron notificados en tiempo, en el sentido de que existía esa demanda en su contra. Y no la contestaron. Perdieron esa prerrogativa. Tampoco tienen el derecho de réplica y contrarréplica que se fundamenta en el artículo 897-B de la Ley Federal del Trabajo. Esa indolencia de Ofelio Martínez podría incluso, dar paso a que se abra en su contra un juicio penal por administrar como dirigente espurio del STAUAG, todas las cuotas sindicales de los trabajadores académicos universitarios durante todo el 2024. Y aunque ya existe una planilla única que va a la competencia por la dirigencia del STAUAG, su registro podría caerse en función de que esa mafia sindical no permitió deliberadamente, el registro de otras planillas. Una tendencia a todas luces antidemocrática y que se volvió nociva costumbre. 3.- Para el rector de la UAGro, la decisión del Tribunal Laboral lo mete en aprietos. Primero, porque legalmente los tiempos lo acosan para acordar el próximo emplazamiento a huelga −al carecer de un interlocutor sindical efectivo y surgido de la legalidad− que abre la negociación para favorecer a sus recomendados. Y segundo, porque está en ciernes la creación de un nuevo sindicato que disputará por la vía legal, el espacio que dejó vació el STAUAG y su dirigente desde diciembre de 2023. La resonancia de este asunto, además, abre al interior de la Universidad la posibilidad real de que cientos de trabajadores académicos cuyos derechos laborales han sido pisoteados recurrentemente, se sumen al nuevo proyecto sindical con el propósito de encontrar esa justicia laboral que siempre les ha sido negada. Y el santuario de poder, control político y laboral absoluto mostrado por el rector comience la cuenta regresiva. Al final de cuentas, el principio del poder es justo ese: nace, crece y se fortalece. Pero al mismo tiempo y producto de los excesos, la corrupción y los autoritarismos, se desgasta, cae en declive y perece. Está claro que la permanencia de Javier Saldaña y su corriente al interior de la UAGro no serán eternos. Y la fuerza organizada proyectada por los propios trabajadores académicos que hoy son minoría, podrían convertirse mañana, en mayoría. Los tiempos y las circunstancias llaman y seducen a los cambios. Irremediablemente.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Y mientras en medios de comunicación y redes sociales, el rector de la UAGro se entrega y entrega a sus subordinados doctorados “Honoris Causa” sin ningún tipo de rubor, en las facultades se carece de lo elemental. Así, en la Facultad de Comunicación y Mercadotecnia, los proyectores y los cables para trabajar con diapositivas no sirven, pues acumulan más de diez años de uso. Está inservible también el internet que resulta necesario e imprescindible en una Facultad donde se forjan los futuros comunicadores y mercadólogos. El mobiliario es insuficiente y también está desgastado y en desuso. El estacionamiento para los docentes se saturó de motocicletas porque no hay quién ponga orden. ¿Es esa la infraestructura “de calidad” que se presume con abundante alharaca mediática? Y ninguna de las dos corrientes políticas que propusieron un director de esa Facultad “a modo” y sin acudir a las urnas, hacen ruido. Saben que emitir una queja les puede costar el cargo. Pero los silencios y las inercias también comunican. Forman en este caso, una comunicación pésima.
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