EN OPINIÓN
Voto hispano, confuso y desleal.
Héctor Manuel Popoca Boone.
Al comentar por video-conferencia con dos amigas, una afronorteamericana, Ayo Heinegg Magwood, que vive en Washington, D.C. (consultora y analista de tópicos socioeconómicos de su país) y con Paola Ramos, escritora y periodista, galardonada con el premio “Emmy” y colaboradora de “Telemundo News”, de origen cubano-mexicana con residencia en Brooklyn, Nueva York, los resultados de la recién contienda electoral presidencial estadounidense donde resultó triunfante el candidato del partido republicano, Donal Trump, el pasado 5 de noviembre; me informaban que la mayoría de los ciudadanos hombres electores de origen latino dieron su voto a favor de él, en un 55 por ciento; y la cantidad de votos de mujeres electoras latinas que lo respaldaron fue de un 38 por ciento.
También me mostraban los resultados de una encuesta aplicada días antes de la votación por, June Kim, del periódico “The New York Times”, durante la campaña electoral (del 29 de septiembre al 6 de octubre): De los electores norteamericanos que nacieron allá de familias latinas inmigrantes, 67 por ciento, manifestaron que votarían por Trump y los latinos que llegaron a ese país después de haber nacido, lo respaldarían en un 51 por ciento.
Los electores latinos de familias de inmigrantes que nacieron allá consideraban que no les atañía directamente las peroratas y monsergas dichas por Trump contra los latinos cuando hablaba de deportar a los inmigrantes, “puesto que se refería a los inmigrantes indocumentados. Pero para muchos partidarios de Trump, todos los latinos son considerados como inmigrantes ilegales, ladrones de empleos, vagos y sin educación, criminales o pandilleros, que dependen de los servicios sociales financiados por los impuestos estadounidenses. Ellos son vistos como invasores que se niegan asimilarse e integrarse bien al país.” (Ayo, dixit). En resumen, dos tercios de los electores, hombres y mujeres latinos encuestados expresaron que D. Trump no se refería a ellos cuando tocaba el tema de los problemas que generaban al país los inmigrantes “malos”.
Las posibles causas de la orientación del voto hispano a favor de D. Trump; pueden rastrearse a partir del peso específico que le otorgan a cada uno de los siguientes temas sociales, económicos y políticos:
Sociales. – Los electores anglosajones blancos y una parte creciente de los electores latinos inmigrantes (“blancos adyacentes”) temen perder su dominio social, económico, político, cultural, religioso y demográfico. Los electores latino-norteamericanos tienen un miedo latente de verse desplazados y marginados por formas de ser, pensar y hacer, que son distintas a la de los blancos anglosajones. Este miedo también lo tienen los “otros”; ya sean inmigrantes negros, musulmanes, asiáticos e incluso estadounidenses blancos inmigrantes progresistas, estigmatizados por prácticas “pecaminosas” o “impías”.
De tal suerte que se presenta un estereotipo de discriminador creciente: entre más bajo sea el nivel educativo y el estatus social del elector hispano inmigrante (“blanco adyacente”), éste se vuelve más xenófobo, racista, transfóbico y machista. (Para este punto de vista relativo a los de origen mexicano, es recomendable la lectura de los libros de Octavio Paz: El Laberinto de la Soledad. 1950; y Posdata. 1970).
Para Trump y sus adeptos el ser latino, sobre todo si es inmigrante indocumentado, es sinónimo de delincuencia y criminalidad. Buena parte de los electores latinos inmigrantes trumpistas cada vez más desean tomar distancia de esa concepción. Por eso, ellos también apoyaran las inhumanas deportaciones masivas para proteger a sus familias y mostrar a los estadounidenses blancos que son “leales” y “buenos inmigrantes” y que no poseen una mente colonizada o sometida.
Económicos. – Está el temor de los electores latinos inmigrantes de que los latinos indocumentados les arrebaten sus puestos laborales, al estar dispuestos a recibir menores remuneraciones económicas por hora trabajada, ya sea en el campo o en la ciudad. Como Estados Unidos es el país con la más alta deuda externa a nivel mundial, Trump se inclinará a utilizar la deportación forzosa masiva y así reducir los gastos gubernamentales de servicio social.
Políticos. – Residen esencialmente en el reforzamiento de la ideología imperante de un capitalismo rapaz, con una psique motivacional de tipo individualista y pragmatista, así como la aspiración a pertenecer a determinado estatus o clase social dominante; guiados por un líder político “alfa”; es decir, proclive al caudillismo, autoritario, con férrea conducción social, bajo la consigna soberbia e imperial de “América es primero”.
En otras palabras, los latinos trumpistas se suman al propósito de que Estados Unidos vuelva a ser la primera potencia mundial rectora de los destinos de la humanidad. Trump enfatiza su idea de un imperialismo-nacionalista-conservador, con predominancia anglosajona blanca, tanto en raza como en espíritu; sustentada en la supremacía del poderío militar y económico estadounidense que está desparramado en todos los continentes del orbe. Los latino-norteamericanos desleales están adoptando esa concepción y aspiración, para no ser víctimas colaterales de las deportaciones masivas forzadas de gran impacto de inmigrantes que están en puerta y que suman a millones de personas. Tengamos presente las deportaciones masivas de judíos realizadas por la Alemania nazi (1939-1945).
En fin, para los latinos indocumentados, diferentes a la raza anglosajona, el infortunio radica en estar tan lejos de Dios y tan cerca de los desatinos de Trump. Y nosotros los mexicanos vecinos de Estados Unidos, nos toca decir: “Ya nos cayó el “chahuistle” y eso durará, al menos, cuatro años”.
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