The Muffin
Los medios doblan las manos: el buddy-journalism es la nueva realidad
Storybakers:
El periodismo incómodo está en peligro de extinción.
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Aplica para lo soft y para lo hard.
Para el deporte y para la política.
Para el entretenimiento y para la relación con el gobierno.
En México y en Latinoamérica, a los periodistas que cuestionan a sus respectivos gobiernos se les condena.
En el mejor de los casos, a ser perseguidos en escenarios oficiales y a perder el empleo en medios tradicionales.
En el peor, cuando se trata de advertir el contubernio entre el gobierno y el narcotráfico, a pagarlo con la muerte.
Para el deporte y el entretenimiento las consecuencias son menos significativas.
Pero no por ello dejan de ser dolorosas.
El periodista deportivo o es complaciente con aquellos a los que cubre o se le cierran las puertas.
El periodista de entretenimiento o elogia o no le llegan ni las invitaciones a eventos ni las exclusivas.
El buddy journalism es la nueva realidad.
Ese que se ilustra con La Cobra y Davo Xeneize extasiados ante la súbita aparición de Messi mientras hablan en vivo con Luis Suárez
Ese que en México llevó a que Javier Aguirre impusiera en Televisa/Univisión a Mauricio Ymay para que cubriera a la Selección Nacional en reemplazo de Gibran Araige.
Ese que lleva a que los creadores especializados en cine elogien todas las películas a las que son invitados.
Y también ese que llevó a que Vanity Fair tenga como nueva estrategia priorizar su relación con las celebridades antes que la cobertura periodística.
Reporta Max Tani en Semafor que bajo el mando de Mark Guiducci el periodismo de Vanity Fair se ha convertido también en un ejercicio de relaciones públicas.
Que si bien continúa la publicación de contenido original, Guiducci ha pedido ser más cautelosos en el modo en que se cubre y se escribe respecto a las celebridades.
Cita como ejemplo una historia respecto al intercambio de mensajes entre la ex esposa del Príncipe Andrew, Sarah Ferguson, y Jeffrey Epstein.
En el borrador de la historia, se mencionaba a las princesas Beatriz y Eugenia.
Ambas, vale decir, amigas de Guiducci.
En la historia final, sin embargo, a las princesas apenas se les menciona.
No se trata de un caso aislado.
Ante el nacimiento del tercer hijo de Rihanna y A$AP Rocky, en primera instancia Vanity Fair señaló que no había recibido respuesta de ninguno de los dos al ser contactados.
Guiducci pidió que no se hablara de ellos sino de los representantes y que se incluyera la leyenda “posiblemente están con las manos ocupadas por sus tres hijos”.
El periodismo está cada vez más comprometido.
Necesita del acceso directo a quienes mueven al mundo.
Pero estos o hablan con sus amigos o se comunican desde sus redes sociales.
Los medios, en esa postura crítica que para muchos es más bien oportunista, no sólo no atinan a tener esas exclusivas.
En ocasiones, porque así funcionan las redes sociales, comunidades enteras se encargan de lanzarse contra ellos.
Ocurre en la política tanto con personas reales como con ejércitos de bots.
Ocurre en el deporte donde los más fieles a un equipo o futbolista no permiten discusión alguna.
Y ocurre en el entretenimiento donde o todo es. color de rosa o eres un marginado que no merece coexistir en dicho ecosistema.
La opción está en los extremos.
O se es de confrontación y se acepta que las puertas estarán cerradas.
O eres un incondicional que aún a costa de tus creencias defenderás a tu amigo por encima de todas las cosas.
El buddy journalism está aquí.
¿Llegó para quedarse?
Difícil pensar que no cuando todo está dado para ello.
Cuando medios y creadores requieren que sus mismas fuentes los acompañen en eventos.
Cuando medios y creadores entienden que estar cerca de políticos, celebridades y deportistas acerca la posibilidad de patrocinios.
El periodismo es cada vez más un acto de relación públicas.
Es la era del networking journalism.
La historia nos dirá que el periodismo no murió por falta de verdad, sino por miedo a perder invitaciones y presupuestos.
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