LECTURA POLÍTICA
Los vituperios de Zeferino
Noé Mondragón Norato
En política se junta fácilmente el agua con el aceite. Y por esa razón se construyen las más increíbles historias del poder público bañado por esa mezcolanza. Se queman naves ajenas sin notar que la propia también arde. Y del enfrentamiento mediático se pasa fácilmente a las agresiones verbales. Esas que llevan jiribilla y puya. Son deliberadas y atizadas en el horno político. Acusaciones que alimentan el morbo de una audiencia contemplativa e incapaz de arreglar esas disputas. Es cuestión de hilarlas.
ROUNDS DE SOMBRA. – Cuando los hombres en el poder caen en desgracia, luchan por sobrevivir en terrenos pantanosos que ya no son aptos para ser transitados por ellos. Sin embargo, pugnan por regresar al manejo de los presupuestos públicos echando mano incluso, de burdas parodias. Basta con ubicar hechos recientes: 1.- El exgobernador perredista −el primero de la alternancia partidista en Guerrero− Zeferino Torreblanca Galindo ha sido polémico desde que el poder lo abandonó. Quiso repetir como alcalde de Acapulco cobijado primero por el PAN −su verdadero partido político empresarial− en la elección de 2015. Y luego por el PT en 2018 creando una polémica que no pasó desapercibida, pues asumió que el expresidente AMLO le había pedido que declinara a favor de la candidata del Morena, Adela Román Ocampo. No ocurrió así y al final Adela le ganó en las urnas. Zeferino perdió en ambos procesos comiciales. Desde su obtusa visión empresarial no entendió que la política es de amarres, negociación y alianzas. Tras su segunda derrota, ya no compitió en 2021. Ni en la pasada de junio de 2024. Optó por pelear auténticos rounds de sombra. Es decir, aquellos que no dañan a nadie. Y desgastan. Por una simple razón: Zeferino ya fue un hombre de sistema. Manejó en consecuencia, el millonario presupuesto público estatal. Y las sospechas y arrebatos mediáticos que endosa a sus adversarios, lo alcanzan fácilmente.
2.- Desbordado, Zeferino enfrentó primero al también exgobernador Ángel Aguirre Rivero. El 30 de noviembre de 2011 la revista Proceso publicó en su portal online la postura de Zeferino sobre Aguirre a quien calificó de “parásito, corrupto, cínico y ladrón”, durante un acto público al que asistieron sus familiares, excolaboradores y algunos ciudadanos. Luego, siguió con David Jiménez Rumbo, un polémico experredista, protegido de la actual alcaldesa morenista de Acapulco, Abelina López Rodríguez y dirigente municipal del PT en ese puerto. Zeferino le ganó un juicio por daño moral, pues David lo acusó insistentemente, de ser el “autor intelectual” del crimen perpetrado contra el extinto perredista Armando Chavarría Barrera ocurrido el 20 de agosto de 2009. Un juez ordenó que David pagara cinco millones de pesos por esa difamación. Imparable, el exgobernador perredista coincidió en una reunión del grupo Acá el pasado 25 de mayo de 2023, con el ex priista y exsenador perredista, además de potencial militante del Morena, Sofio Ramírez Hernández. Le endosó con facilidad los calificativos de “abyecto, ratero, cínico y vaquero de Ángel Aguirre”. Sofio se creció en la ofensa y anunció que demandaría a Zeferino por daño moral, la misma fórmula que este último le aplicó a David Jiménez Rumbo. Pero Zeferino no paró ahí. 3.- En una entrevista radiofónica el pasado lunes, el exgobernador Zeferino Torreblanca se lanzó esta vez contra el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. Le endosó las etiquetas de “bandido, simulador, reyezuelo, falso y hampón”. Al hacerlo así y en su calidad de exgobernador del estado, visceralizó el nivel del debate. Lo hizo con el hígado. Y se asumió como periodista, un gremio del que siempre renegó y fustigó como gobernante. Con un añadido perturbador: nunca durante todo su sexenio procedió penalmente contra ningún ex funcionario de la administración estatal encabezada por el extinto exgobernador priista, René Juárez Cisneros, su antecesor en el cargo. Inicialmente, denunció muy tibiamente a dos funcionarios de aquel gabinete, apenas dos meses después de asumir como gobernante. Pero luego se sumió en silencios cómplices y de valores entendidos que se prolongaron hasta el fin de su mandato. ¿No pactó impunidad para los exfuncionarios de René? ¿A cuántos de ellos consignó por corruptos y rateros? ¿Por qué trata hoy de vestirse con el ropaje de la pureza cuando sabe que gobernó pésimamente a la entidad y, de no ser por la abrupta candidatura de Ángel Aguirre, converso del PRI al PRD, le hubiera entregado al PRI el gobierno estatal en la elección de 2011 en la figura del actual senador Manuel Añorve Baños? ¿Es acaso esta su impulsiva e insensata estrategia narrativa para regresar al poder? Las denostaciones con las que el exgobernador hoy acusa son propias de ciudadanos, pero en boca de Zeferino se transforman en vituperio. Y hasta le podría llegar el karma por daño moral del que, en el pasado, se benefició en los tribunales.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Una pesada loza política cayó de pronto, sobre el grupo político aguirrista identificado como Izquierda Progresista Guerrerense (IPG), a raíz de que el Colectivo de Sobrevivientes de Ayotzinapa demandó al partido Morena, no afiliar a los miembros de esa agrupación porque “el caso de los 43 normalistas desaparecidos continúa abierto y en proceso de investigación”. El exgobernador priista-perredista se ha vendido como “operador político” y ha mostrado para confirmarlo, sus acercamientos y apoyos hacia la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Pero aun sin habérsele demostrado nada en los tribunales, los fantasmas insepultos del pasado lo están acorralando. Son los costos políticos de la gobernanza mal encauzada.
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